"Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a todas las gentes"

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jueves, 22 de diciembre de 2011

Espiritualidad del Catequista - Congregación para la Evangelización de los Pueblos

Lo primero que la Congregación para la Evangelización de los Pueblos nos recuerda es que la espiritualidad profunda del catequista es una necesidad, puesto que será su tarea la de iniciar y acompañar a otros en el camino de la fe. Recordamos que nadie da lo que no tiene.

"Necesidad y naturaleza de la espiritualidad del catequista. Es necesario que el catequista tenga una profunda espiritualidad, es decir, que viva en el Espíritu que le ayude a renovarse contínuamente en su identidad específica."

El catequista como todos los cristianos, está llamado a la santidad de vida. Siendo él discípulo de Cristo es enviado a anunciar el Reino, pero encarnando el mensaje que debe comunicar. Sin una vida que confirme sus palabras, la catequesis quedaría prácticamente carente de frutos sobrenaturales.

"La necesidad de una espiritualidad propia del catequista se deriva de su vocación y misión. Por eso, la espiritualidad del catequista entraña, con nueva y especial exigencia, una llamada a la santidad. La feliz expresión del Sumo Pontífice Juan Pablo II: "el verdadero misionero es el santo" puede aplicarse ciertamente al catequista. Como todo fiel, el catequista "está llamado a la santidad y a la misión", es decir, a realizar su propia vocación "con el fervor de los santos".

Como laico está llamado a ser testigo en medio del mundo, sal y fermento. Por lo tanto su labor catequética no queda limitada sólo al ambiente eclesial, sino que debe cubrir todos los aspectos de su vida: familiar, profesional, social, etc.

"La espiritualidad del catequista está ligada estrechamente a su condición de "cristiano" y de "laico", hecho partícipe, en su propia medida, del oficio profético, sacerdotal y real de Cristo. La condición propia del laico es secular, con el "deber específico, cada uno según su propia condición, de animar y perfeccionar el orden temporal con el espíritu evangélico, y dar así testimonio de Cristo, especialmente en la realización de esas mismas cosas temporales y en el ejercicio de las tareas seculares".

Se ha de caracterizar por una fe viva, traducida en la participación activa dentro de su comunidad parroquial. No sólo a través de la acción apostólica, sino de una auténtica vida interior, en comunión con Cristo y con la Iglesia, aprovechando todos los medios para hacer crecer esa comunión.

"La espiritualidad del catequista está vinculada también a su vocación apostólica y, por consiguiente, se expresa en algunas actitudes determinantes que son: la apertura a la Palabra, es decir, a Dios, a la Iglesia y por consiguiente, al mundo; la autenticidad de vida; el celo misionero y el espíritu mariano." (Guia del Catequista, 6)

Seguiremos analizando y comentando más aspectos de la espiritualidad específica del catequista. No podría ser de otra manera, puesto que no basta con preocuparnos de nuestros catequizandos y de cómo hacer una buena catequesis, si nosotros mismos no somos reflejo de lo que enseñamos.
Hasta el Cielo.

 P. César Piechestein
elcuracatequista

lunes, 12 de diciembre de 2011

La importancia de la Misa Dominical - Los "Por qué" de la Catequesis

Uno  de los más grandes retos para un catequista hoy es lograr que los catequizandos (y sus familias) comprendan la importancia de la Eucaristía dominical. Creo que todos logramos más o menos que participen durante el año lectivo, pero apenas comienzan las vacaciones vemos cómo los domingos "brillan por la ausencia" nuestros catequizandos. La Carta "Dies Domini" del Beato Juan Pablo II es un excelente instrumento para la catequesis, por eso les invito a compartir algunos números de la misma.

Primer argumento que debemos usar es que el domingo es un día de descanso precisamente para poder participar de la vida parroquial, en especial de la Santa Misa y cumplir así el tercer mandamiento de la ley de Dios, que han seguro han aprendido de memoria.

"14. El día del descanso es tal ante todo porque es el día « bendecido » y « santificado » por Dios, o sea, separado de los otros días para ser, entre todos, el « día del Señor ».
18. Dado que el tercer mandamiento depende esencialmente del recuerdo de las obras salvíficas de Dios, los cristianos, percibiendo la originalidad del tiempo nuevo y definitivo inaugurado por Cristo, han asumido como festivo el primer día después del sábado, porque en él tuvo lugar la resurrección del Señor."

Pero no basta con saber que el domingo es un día reservado para Dios, sino que deben conocer también el por qué, la razón por la cual hemos de celebrar el Día del Señor:

"25. El domingo es pues el día en el cual, más que en ningún otro, el cristiano está llamado a recordar la salvación que, ofrecida en el bautismo, le hace hombre nuevo en Cristo. « Sepultados con él en el bautismo, con él también habéis resucitado por la fe en la acción de Dios, que resucitó de entre los muertos » (Col 2,12; cf. Rm 6,4-6).
30. Se comprende así por qué, incluso en el contexto de las dificultades de nuestro tiempo, la identidad de este día debe ser salvaguardada y sobre todo vivida profundamente."

Se puede celebrar de muchas maneras y alguno dirá que lo puede hacer en su casa. El Papa Beato nos enseña cómo es que hemos de celebrar un día tan especial:
"32. La dimensión intrínsecamente eclesial de la Eucaristía se realiza cada vez que se celebra. Pero se expresa de manera particular el día en el que toda la comunidad es convocada para conmemorar la resurrección del Señor. El Catecismo de la Iglesia Católica enseña de manera significativa que « la celebración dominical del día y de la Eucaristía del Señor tiene un papel principalísimo en la vida de la Iglesia »."

Finalmente Juan Pablo II nos recuerda quienes tenemos la misión de enseñar la importancia del domingo a la comunidad cristiana y en especial a los niños:

"36. A este respecto, se ha de recordar que corresponde ante todo a los padres educar a sus hijos para la participación en la Misa dominical, ayudados por los catequistas, los cuales se han de preocupar de incluir en el proceso formativo de los muchachos que les han sido confiados la iniciación a la Misa, ilustrando el motivo profundo de la obligatoriedad del precepto. A ello contribuirá también, cuando las circunstancias lo aconsejen, la celebración de Misas para niños, según las varias modalidades previstas por las normas litúrgicas."

Estos son sólo unos poquitos números de una magnífica carta. Los invito a dedicarle un tiempo a su lectura, de seguro les ayudará mucho a valorar más profundamente una jornada consagrada al Creador y al Resucitado. Para encontrar el texto completo da un clic AQUI.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuracatequista

jueves, 8 de diciembre de 2011

Catequesis con cuentos - Conversión

En la catequesis de jóvenes y adultos hay un tema un poco difícil de afrontar. Hablar de la conversión, del propósito de enmienda y de todo lo que eso implica nos pone por delante más de una dificultad. Los cuentos sirven para los chicos y también para los grandes, así que les comparto ésta pequeña historia que seguro les podrá ayudar.

"Don Enrique quería mucho a su caballo. Diariamente le gustaba montarlo, y había designado a uno de sus trabajadores de más confianza para que lo tuviera siempre listo, y le prodigara el alimento y los cuidados necesarios para que aquel animal viviera tranquilamente.

Por aquellas cosas que uno no sabe explicar y que simplemente "pasan", el caballo de Don Enrique cayó a un pozo profundo, donde se pensaba construir una cisterna que proveyera del líquido vital al rancho de aquel buen señor...

Hicieron muchos esfuerzos para sacar al animal, pero todo parecía empeorar la situación. El caballo sufría, y a Don Enrique se le partía el corazón...

No viendo otra solución, y tratando de "aminorar el dolor" del animal, Don Enrique mandó a su trabajador que echara tierra sobre el caballo, sacrificándolo. Sin embargo, el animal, al sentir la tierra sobre su cuerpo, con grandes esfuerzos podía sacudírsela un poco, la tierra caía y éste, poco a poco, pero constantemente, trataba de salir de aquel problema.

Don Enrique se llenó de esperanza. A mayor cantidad de tierra, mayores esfuerzos, y mejores resultados. Así estuvieron hasta que, exhausto pero notablemente contento, el caballo salió, demostrando que se pueden superar las dificultades..."

Seguir a Cristo implica necesariamente un cambio de vida, dejar morir el "hombre viejo". Pero ese cambio no es fácil, ni tampoco instantáneo. Muchas veces hay recaídas y por lo tanto desánimo. De ahí que sea necesario luchar y dejarse ayudar por la gracia de Dios. Eso sí nunca "tirar la toalla", nunca renunciar ni echar la vista atrás. Cristo vino para hacer darnos vida abundante.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuracatequista

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Grandes Catequistas - Benedicto XVI a los niños en Benín

Les comparto la primera parte de la catequesis que el Papa Benedicto XVI dio a los niños en Benín. Llama la atención como en tan pocas palabras y de manera tan sencilla les habla sobre la presencia real de Jesús en la Eucaristía y la importancia de acompañarlo en los Sagrarios, el valor de la comunión y de cómo ella nos debe de llevar a la misión, para concluir citando el ejemplo de un santo. Creo que el Santo Padre es un excelente ejemplo de catequista y vale la pena imitarlo:

"Dios nuestro Padre nos ha convocado alrededor de su Hijo y nuestro hermano, Jesús, presente en la hostia consagrada en la misa. Es un gran misterio que hay que adorar y creer. Jesús, que nos quiere tanto, está verdaderamente presente en los sagrarios de todas las iglesias del mundo, en los sagrarios de las iglesias de vuestros barrios y parroquias. Os invito a visitarlo con frecuencia para manifestarle vuestro amor.

Algunos de vosotros habéis hecho ya la primera comunión, otros os estáis preparando para hacerla. El día de mi primera comunión fue uno de los más bonitos de mi vida. También para vosotros, ¿no es verdad? Y, ¿sabéis por qué? No sólo por los lindos vestidos, los regalos o el banquete de fiesta, sino principalmente porque en ese día recibimos por primera vez a Jesús-Cristo. Cuando yo comulgo, Jesús viene a habitar dentro de mí. Tengo que recibirlo con amor y escucharlo con atención. En lo más profundo del corazón, le puedo decir por ejemplo: «Jesús, yo sé que tú me amas. Dame tu amor para que te ame y ame a los demás con tu amor. Te confío mis alegrías, mis penas y mi futuro». Queridos niños, no dudéis en hablar de Jesús a los demás. Es un tesoro que hay que saber compartir con generosidad. En la historia de la Iglesia, el amor a Jesús ha llenado de valor y de fuerza a muchos cristianos, incluso a niños como vosotros. Así, a san Kizito, un muchacho ugandés, lo mataron porque él quería vivir según el bautismo que acababa de recibir. Kizito rezó. Había comprendido que Dios no sólo es importante sino que lo es todo."

Nuestras catequesis no pueden reducirse a simples momentos para entretener a los niños y enseñarles alguna oración. Hemos de educarles en la fe enseñando la doctrina cristiana, sin quitar ni agregar nada. Podemos pensar que mucho del mensaje del catecismo sea muy “elevado” para los niños pero no es así, basta preparar bien nuestros encuentros para lograr que lo más alto del mensaje se pueda explicar a los más pequeños. El Papa nos ha dado hoy el ejemplo.
Hasta el Cielo. 

P. César Piechestein
elcuracatequista

martes, 15 de noviembre de 2011

Grandes Catequistas - Del Tratado de Teodoreto de Ciro, obispo, Sobre la encarnación del Señor

POR SUS LLAGAS HEMOS SIDO CURADOS

Los sufrimientos de nuestro Salvador son nuestra medicina. Es lo que enseña el profeta cuando dice: Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado; pero él fue herido por nuestras rebeldías, triturado por nuestros crímenes. Él soportó el castigo que nos trae la paz, por sus llagas hemos sido curados. Todos errábamos como ovejas; por esto, como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca.

Y del mismo modo que el pastor, cuando ve a sus ovejas dispersas, toma a una de ellas y la conduce donde quiere, arrastrando así a las demás en pos de ella, así también la Palabra de Dios, viendo al género humano descarriado, tomó la naturaleza de esclavo, uniéndose a ella, y de esta manera hizo que volviesen a él todos los hombres y condujo a los pastos divinos a los que andaban por lugares peligrosos, expuestos a la rapacidad de los lobos.

Por esto nuestro Salvador asumió nuestra naturaleza; por esto Cristo el Señor aceptó la pasión salvadora, se entregó a la muerte y fue sepultado; para sacarnos de aquella antigua tiranía y darnos la promesa de la incorrupción, a nosotros que estábamos sujetos a la corrupción. En efecto, al restaurar por su resurrección el templo destruido de su cuerpo, manifestó a los muertos y a los que esperaban su resurrección la veracidad y firmeza de sus promesas.

«Pues del mismo modo -dice- que la naturaleza que tomé de vosotros, por su unión con la divinidad que habita en ella, alcanzó la resurrección y, libre de la corrupción y del sufrimiento, pasó al estado de incorruptibilidad e inmortalidad, así también vosotros seréis liberados de la dura esclavitud de la muerte y, dejada la corrupción y el sufrimiento, seréis revestidos de impasibilidad.»

Por este motivo también comunicó a todos los hombres, por medio de los apóstoles, el don del bautismo, ya que les dijo: Id y sed los maestros de todas las naciones; bautizadlas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. El bautismo es un símbolo y semejanza de la muerte del Señor, pues, como dice san Pablo, si hemos sido injertados vitalmente en Cristo por la imagen de su muerte, también lo estaremos por la imagen de su resurrección.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Enseñar a rezar bien - Los "Por qué" de la Catequesis

Una de las tareas del catequista es enseñar bien las oraciones del cristiano a sus catequizandos. Ya hemos tocado el tema de la importancia de la memoria en el aprendizaje y en el caos de las oraciones se aplica el mismo principio. Lo que bien se aprende, nunca se olvida y nos tiene que preocupar que cada miembro del grupo de catequesis aprende a rezar rezando y para lograrlo han de comenzar por memorizar las oraciones.
A alguno rezar le parece cosa antigua, pasada de moda o de viejitas “beatas”. Veamos lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica sobre este tipo de oración:

"2704 La oración vocal es la oración por excelencia de las multitudes por ser exterior y tan plenamente humana. Pero incluso la más interior de las oraciones no podría prescindir de la oración vocal. La oración se hace interior en la medida en que tomamos conciencia de Aquél “a quien hablamos” (Santa Teresa de Jesús, Camino de perfección, 26). Por ello la oración vocal se convierte en una primera forma de oración contemplativa."

Ciertamente existen otros métodos de oración y todos nos ayudan a crecer en vida interior, pero no podemos despreciar el más sencillo y quizás más antiguo de ellos. Repetir, una y otra vez, las oraciones que aprendimos de memoria nos ayuda a alabar a Dios, a ponernos en contacto con Él. Es difícil para quien comienza un camino en la vida cristiana empezar con métodos que requieren un espíritu más maduro. La oración vocal es como los primeros pasos de quien empieza a caminar.

Eso sí es indispensable aprender bien las oraciones principales. Y digo aprenderlas bien porque son muchos los hermanos que van acomodando, agregando o quitando palabras de las oraciones. Justo ésta semana me tocó escuchar la segunda estrofa de un Avemaría que decía así: Santa María Madre de Dios (y madre nuestra) ruega (señora) por nosotros (los) pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte amén. Me imagino que a ustedes también les habrá tocado escuchar cosas parecidas. Las oraciones son un instrumento y un tesoro, donde cada palabra tiene un sentido. Si se cambian, se cambia también el sentido y por eso hay que respetarlas tal cual están.

"2701 La oración vocal es un elemento indispensable de la vida cristiana. A los discípulos, atraídos por la oración silenciosa de su Maestro, éste les enseña una oración vocal: el “Padre Nuestro”. Jesús no solamente ha rezado las oraciones litúrgicas de la sinagoga; los Evangelios nos lo presentan elevando la voz para expresar su oración personal, desde la bendición exultante del Padre (cf Mt 11, 25-26), hasta la agonía de Getsemaní (cf Mc 14, 36)."

Espero que ésta semana cuando encuentren a sus catequizandos recuerden ésta reflexión y les enseñen a rezar bien. Seguro que no será teoría, pues a hablar con Dios se aprende viendo hacerlo a quien nos educa en la fe. Así que recen con su grupo de catequesis siempre.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuracatequista

viernes, 4 de noviembre de 2011

Hacer del grupo de catequesis una comunidad - Tips para la catequesis

El sábado pasado recibí a mi grupo de catequesis de este año. Son diez niños de entre 9 y 10 años de edad que debo prepara para recibir la Eucaristía. Como acá en Italia la catequesis va a la par de la escuela tengo tres niñas que hicieron ya su primera comunión el año pasado, pero que participan también éste año de la catequesis. Así que será interesante hacer la experiencia de contar con tres miembros del grupo que darán el ejemplo a sus condiscípulos.
Mi grupo de catecismo, período 2011-2012

En todo caso pienso que es importante compartir algún dato con respecto a como manejarse frente a un grupo de catequesis, sobre todo cuando se trata de construir una pequeña comunidad de fe. Creo que los principios son aplicables a grupos de cualquier edad, basta que existe, de parte de quien dirige, el deseo sincero de desarrollar un ambiente favorable al aprendizaje, que en nuestro caso tendrá un efecto importante en la experiencia eclesial que nuestros catequizandos tendrán. Los criterios son los siguientes:

1.-Fomentar el mutuo conocimiento entre los miembros del grupo.
Es un proceso lento, que aunque puede ser ayudado por dinámicas y diálogo, tiene necesidad de tiempo pues los vínculos afectivos no son cosa instantánea. Será tarea del catequista procurar que los catequizandos se integren e interactúen, de manera que logren apreciar lo que hay en el otro. Este aprendizaje va más allá de ser una técnica pedagógica o de socialización, el objetivo es que comprendan que el otro no es simplemente alguien que comparte contigo un espacio sino tu prójimo al que debes aprender a amar.

2.- Afrontar sabiamente las tensiones negativas.
Desde que entró en la historia el pecado original la naturaleza humana es frágil y el pecado es parte de la vida cotidiana. Hasta entre los mejores amigos se producen momentos de tensión, que si no se aprende a superarlos pueden tirar abajo hasta la mejor relación. De ahí que sea imprescindible que el catequista procure subsanar los pleitos o conflictos que se sucedan dentro del grupo. Ayudará a promover el diálogo y la reconciliación, teniendo en cuenta que la mayoría de las dificultades se dan por malos entendidos fácilmente superable a través de una buena comunicación y buena voluntad.

3.- Valorar el trabajo en común.
Siempre que el tiempo lo permita y sobre todo si el grupo es numeroso, habrá que hacer uso del trabajo grupal. Talleres, mesas redondas, círculos de reflexión, sociodramas, etc, todas formas de promover el trabajo en grupo. Será esa interacción la que nos ayudará a conocer un poco más a cada uno de los participantes, conocimiento esencial si queremos ser como el Buen Pastor que conoce a sus ovejas y las llama por su nombre.

4.- Respetar el proceso individual.
Aunque todos sean parte del mismo grupo y reciban la misma formación, cada uno es cada uno y tiene su propia forma de asimilación. No podemos pretender que el grupo avance todo al mismo ritmo, no podemos forzar a quien requiere más tiempo ni detener a quien va en carrera. Es uno de los desafíos más grandes pero es el que permite respetar la personalidad de cada quien.

5.- Aceptar que todos somos trigo y cizaña.
Una tentación que nos viene casi siempre es la de catalogar a nuestros catequizandos, subrayando a aquellos que nos dan dolor de cabeza. No podemos caer en la trampa de poner “etiqueta”, sino más bien recordar que todos tenemos algo de trigo y algo de cizaña. Seguramente aún el miembro más problemático o difícil tiene una riqueza que compartir, algo importante que aportar al grupo. Si el catequista no es capaz de ver eso, tampoco lo verán sus condiscípulos y quedará relegado. Cada alma es valiosa y nos ha sido confiada para que la eduquemos en la fe.

Bueno me ha dado alegría compartir con ustedes éstas ideas. Espero que atesoren cada encuentro de catequesis. Yo desde acá los encomiendo.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuracatequista

domingo, 30 de octubre de 2011

Grandes Catequistas - Del Diálogo de santa Catalina de Siena sobre la divina providencia

CUAN BUENO Y CUAN SUAVE ES, SEÑOR, TU ESPÍRITU PARA CON TODOS NOSOTROS

El Padre eterno puso, con inefable benignidad, los ojos de su amor en aquella alma y empezó a hablarle de esta manera:
Santa Catalina de Siena.

«¡Hija mía muy querida! Firmísimamente he determinado usar de misericordia para con todo el mundo y proveer a todas las necesidades de los hombres. Pero el hombre ignorante convierte en muerte lo que yo le doy para que tenga vida, y de este modo se vuelve en extremo cruel para consigo mismo. Pero yo, a pesar de ello, no dejo de cuidar de él, y quiero que sepas que todo cuanto tiene el hombre proviene de mi gran providencia para con él. Y así, cuando por mi suma providencia quise crearlo, al contemplarme a mí mismo en él, quedé enamorado de mi creatura y me complací en crearlo a mi imagen y semejanza, con suma providencia. Quise, además, darle memoria para que pudiera recordar mis dones, y le di parte en mi poder de Padre eterno.

Lo enriquecí también al darle inteligencia, para que en la sabiduría de mi Hijo comprendiera y conociera cuáles mi voluntad, pues yo, inflamado en fuego intenso de amor paternal, creo toda gracia y distribuyo todo bien. Di también al hombre la voluntad, para que pudiera amar y así tuviera parte en aquel amor que es el mismo Espíritu Santo; así le es posible amar aquello que con su inteligencia conoce y contempla.

Esto es lo que hizo mi inefable providencia para con el hombre, para que así el hombre fuese capaz de entenderme, gustar de mí y llegar así al gozo inefable de mi contemplación eterna. Pero, como ya te he dicho otras muchas veces, el cielo estaba cerrado a causa de la desobediencia de vuestro primer padre, Adán; por esta desobediencia vinieron y siguen viniendo al mundo todos los males.

Pues bien, para alejar del hombre la muerte causada por su desobediencia, yo, con gran amor, vine en vuestra ayuda, entregándoos con gran providencia a mi Hijo unigénito, para socorrer, por medio de él, vuestra necesidad. Y a él le exigí una gran obediencia, para que así el género humano se viera libre de aquel veneno con el cual fue infectado el mundo a causa de la desobediencia de vuestro primer padre. Por eso, mi Hijo unigénito, enamorado de mi voluntad, quiso ser verdadera y totalmente obediente y se entregó, con toda prontitud, a la muerte afrentosa de la cruz y con esta santísima muerte os dio a vosotros la vida, no con la fuerza de su naturaleza humana, sino con el poder de su divinidad.»

sábado, 22 de octubre de 2011

Catequesis con cuentos - La importancia del ejemplo

Uno de las lecciones que no podemos descuidar cuando se trata de educar en la fe, es la importancia del testimonio de vida. Ser cristiano significa tambie´n ser testigo de Cristo, propagar el cristianismo a través de nuestro ejemplo. Nos toca, como catequistas, dar a nuestros catequizandos buen ejemplo y enseñarles también el impacto que nuestro comportamiento tiene en la vida de los demás.
Hemos de enseñarles que nuestro mal ejemplo puede inducir a otros al pecado, esto es, enseñarles lo que es el pecado de escándalo. Pero no podemos quedarnos ahí, porque la educación debe ser positiva. Por eso hemos también de enseñarles lo que significa el testimonio de vida cristiana y cómo es que el ejemplo arrastra, mientras las palabras sólo pueden llegar a convencer.

Les comparto esta pequeña historia que creo nos puede servir muy bien para enseñar esta lección tan importante:

La Gota de lluvia

"Hacía tiempo que no llovía... la sequía "ganaba terreno"... los pastos estaban palideciendo y muriendo, poco a poco, a lo largo de las tristes hectáreas de un poblado muy lejano...

Don Pepe, recio y experimentado agricultor, había depositado toda su confianza en la siembra... apenas si su trabajo rendía para subsistir el año y no podía "darse el lujo" de perder su única esperanza...


Bien sabía que su esfuerzo era necesario, pero mucho más la fe en su Creador... Así que rogó, desde el fondo de su corazón, que cayera la lluvia suficiente para alimentar a sus hijos, a su esposa, a quienes esperaban su cosecha... Esperaba y esperaba... y no se cansaba de esperar...

Un buen día pasó por allí una nubecita feliz... volaba sin rumbo fijo, dejándose llevar por los vientos... Don Pepe miró hacia el cielo y su confianza se "activó"...

En la nube jugaban millones y millones de gotitas de agua... seguras y alegres, sin ninguna preocupación... pero una de ellas volteó hacia la tierra, y vio los campos, y vio a Don Pepe... y se puso muy triste...

Sabía que ella era una simple "gota de agua", que apenas podría humedecer un milímetro de aquellas áridas tierras, que su esfuerzo podría no surtir ningún fruto... pero se decidió, y renunciando a su seguridad, se despidió de sus compañeras y se dejó caer...

Al ver su ejemplo, las demás comprendieron que "hay que morir para dar vida", y la siguieron... y la tierra se fertilizó, y los frutos llegaron, y aquella región volvió a sonreír...

Y la gota de agua... podría tener tu nombre..."

Dicen que "Una golondrina no hace verano" pero es verdad que una debe ser la primera y que las demás la seguirán después. No podemos pasar indiferentes y quedarnos de brazos cruzados pensando que somos poca cosa y que nada cambiará. Somos instrumentos de Dios  y Él siempre ha hecho grandes cosas, basta dejarnos guiar por Él.

P. César Piechestein
elcuracatequista

miércoles, 5 de octubre de 2011

Orientar a los catequizandos - Los "Por qué" de la catequesis

Jesús es el Buen Pastor, que conoce a sus ovejas y las llama por su nombre. Ellas reconocen su voz y lo siguen. Es precisamente ésta imagen del pastor la que nos lleva a afirmar que el catequista debe procurar desarrollar un sano interés por cada uno de sus catequizandos. Vincularse, involucrarse, adentrarse en la vida de las almas que se nos han confiado, es parte importante del proceso de educación en la fe.

A todos seguramente nos ha sucedido a lo largo de nuestro proceso de educación, el toparnos con un maestro que fue más allá del deber de dictar su materia. Son esos educadores los que hacen la diferencia en sus discípulos. No se conforman con impartir conocimientos académicos, sino que procuran orientar y formar para la vida. Un catequista deberá hacerla, precisamente porque como agente de pastoral, como educador en la fe, está llamado a acompañar al catequizando, a guiarlo en sus primeros pasos en la vida espiritual.

No lo podemos considerar una tarea simple, porque no lo es. Pero también es cierto que todo lo grande empieza pequeño. Hemos de iniciar por desarrollar un sincero interés por la vida de cada uno de nuestros chicos. Preocuparnos de saber sobre su situación familiar, sus aspiraciones y sueños. Este sano interés hará surgir en ellos confianza, porque descubrirán que nos preocupamos por ellos. El simple hecho de preguntarles cómo están y prestarles atención, tendrá ya un impacto positivo en su estado de ánimo.

Todos sabemos que la situación de la sociedad actual está cada vez convulsionada y las víctimas más afectadas son precisamente los más pequeños. Es ahí donde debemos intervenir como evangelizadores, como orientadores, ayudándoles a comprender y sobre todo a descubrir el camino a la luz de la fe. Y será siempre a través de la Palabra de Dios, sobre todo del Evangelio, que podremos guiarles. Además podemos hacer de puente entre ellos y el sacerdote, que es quien funge en la comunidad como padre y pastor.

 La oración, la escucha atenta, la preocupación sincera y una recta intención nos permitirán influenciar positivamente en la vida de esos pequeños que, la Iglesia y Jesús nos han confiado.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuracatequista

martes, 4 de octubre de 2011

RETIRO ESPIRITUAL
(para jóvenes y adultos)
"TU PROYECTO DE VIDA CON CRISTO"

Fecha: Domingo 9 de octubre 2011
Hora: De 8:00 a 16:00 (Santa Misa a las 7:00)
Lugar: Parroquia San Esteban, Guangala-Guayaquil
Llevar: Biblia, cuaderno, pluma y lunch

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Grandes Catequistas - De los Escritos de san Vicente de Paúl, presbítero.

EL SERVICIO A LOS POBRES HA DE SER PREFERIDO A TODO

Nosotros no debemos estimar a los pobres por su apariencia externa o su modo de vestir, ni tampoco por sus cualidades personales, ya que con frecuencia son rudos e incultos. Por el contrario, si consideráis a los pobres a la luz de la fe, os daréis cuenta de que representan el papel del Hijo de Dios, ya que él quiso también ser pobre. Y así, aun cuando en su pasión perdió casi la apariencia humana, haciéndose necio para los gentiles y escándalo para los judíos, sin embargo, se presentó a éstos como evangelizador de los pobres: Me envió a evangelizar a los pobres. También nosotros debemos estar imbuidos de estos sentimientos e imitar lo que Cristo hizo, cuidando de los pobres, consolándolos, ayudándolos y apoyándolos.

Cristo, en efecto, quiso nacer pobre, llamó junto a sí a unos discípulos pobres, se hizo él mismo servidor de los pobres, y de tal modo se identificó con ellos, que dijo que consideraría como hecho a él mismo todo el bien o el mal que se hiciera a los pobres. Porque Dios ama a los pobres y, por lo mismo, ama también a los que aman a los pobres, ya que, cuando alguien tiene un afecto especial a una persona, extiende este afecto a los que dan a aquella persona muestras de amistad o de servicio. Por esto nosotros tenemos la esperanza de que Dios nos ame, en atención a los pobres. Por esto, al visitarlos, esforcémonos en cuidar del pobre y desvalido, compartiendo sus sentimientos, de manera que podamos decir como el Apóstol: Me he hecho todo para todos. Por lo cual todo nuestro esfuerzo ha de tender a que, conmovidos por las inquietudes y miserias del prójimo, roguemos a Dios que infunda en nosotros sentimientos de misericordia y compasión, de manera que nuestros corazones estén siempre llenos de estos sentimientos.

El servicio a los pobres ha de ser preferido a todo, y hay que prestarlo sin demora. Por esto, si en el momento de la oración hay que llevar a algún pobre un medicamento o un auxilio cualquiera, id a él con el ánimo bien tranquilo y haced lo que convenga, ofreciéndolo a Dios como una prolongación de la oración. Y no tengáis ningún escrúpulo ni remordimiento de conciencia si, por prestar algún servicio a los pobres, habéis dejado la oración; salir de la presencia de Dios por alguna de las causas enumeradas no es ningún desprecio a Dios, ya que es por él por quien lo hacemos.

Así pues, si dejáis la oración para acudir con presteza en ayuda de algún pobre, recordad que aquel servicio lo prestáis al mismo Dios. La caridad, en efecto, es la máxima norma, a la que todo debe tender: ella es una ilustre señora, y hay que cumplir lo que ordena. Renovemos, pues, nuestro espíritu de servicio a los pobres, principalmente para con los abandonados y desamparados, ya que ellos nos han sido dados para que los sirvamos como a señores.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Vínculo entre la Confesión y la Comunión - Los Por qué de la Catequesis

Hace poco me sorprendía sobre cuánto se desconoce sobre la relación entre la confesión sacramental y la comunión eucarística. En gran parte es culpa nuestra, que como catequistas no hemos sido claros al explicar a los niños un tema tan esencial. Son dos saramentos que están íntimamente vinculados, ya que no se puede recuperar la gracia de Dios sin la Confesión, y si no estamos en gracia no podemos comulgar.

El Beato Juan Pablo II en su encíclica "Dominicae cenae" afirma:
"Acerca de la estrecha vinculación, existente entre el Sacramento de la Penitencia y el de la Eucaristía llamé ya la atención en la Encíclica «Redemptor hominis». No es solamente la Penitencia la que conduce a la Eucaristía, sino que también la Eucaristía lleva a la Penitencia. En efecto, cuando nos damos cuenta de Quien es el que recibimos en la Comunión eucarística, nace en nosotros casi espontáneamente un sentido de indignidad, junto con el dolor de nuestros pecados y con la necesidad interior de purificación."

Y es que para poder acercarnos a comulgar hemos de estar en gracia de Dios, es decir, sin haber cometido pecado mortal. Cuando cometemos un pecado grave, perdemos la gracia santificante, nos separamos de la comunión con Dios, estamos espiritualmente muertos y esto nos impide recibir la Eucaristía que es un sacramento de vivos. El único camino es la Confesión de nuestros pecados, puesto que será la absolución la que nos devolverá la gracia. No se puede, aunque algunos digan que sí, ir a comulgar y luego confesarse, aunque sea inmediatamente después de la Comunión. Primero se recupera la gracia y después se comulga.

"No obstante debemos vigilar siempre, para que este gran encuentro con Cristo en la Eucaristía no se convierta para nosotros en un acto rutinario y a fin de que no lo recibamos indignamente, es decir, en estado de pecado mortal. La práctica de la virtud de la penitencia y el sacramento de la Penitencia son indispensables a fin de sostener en nosotros y profundizar continuamente el espíritu de veneración, que el hombre debe a Dios mismo y a su Amor tan admirablemente revelado."


Algunos se confunden pensando que hay que confesarse cada vez que uno va a comulgar, cosa que no es necesaria. Si no hemos cometido un pecado mortal desde la última Confesión, podemos comulgar con tranquilidad pues no hemos perdido la gracia. Eso sí, es recomendable no dejar pasar demasiado tiempo entre confesión y confesión, la recepción frecuente del sacramento de la Reconciliación ha sido siempre recomendada.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuracatequista

Para la catequesis sobre la confesión:

domingo, 4 de septiembre de 2011

CONVIVENCIA VOCACIONAL 
DOMINGO 25 DE SEPTIEMBRE
Para jóvenes y jovencitas que se sientan llamados a consagrar su vida a Cristo.

Casa de Convivencias de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret 
(Guayaquil-Ecuador)

Calle Juan Montalvo 415 y General Córdova
(diagonal al Mercado Artesanal) 
De 9:00 a 17:00
Llevar Biblia y cuaderno.

P. César Piechestein

lunes, 22 de agosto de 2011

Grandes Catequistas - Del Sermón de san Paciano, obispo, sobre el Bautismo

Una catequesis para explicar el pecado original y el efecto del Bautismo.

El pecado de Adán había pasado a todo el género humano, ya que, como dice el Apóstol: Por un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así pasó a todos los hombres. Por consiguiente, es necesario que la justicia de Cristo pase también a todo el género humano; y así como Adán, por su pecado, fue causa de perdición para toda su estirpe, así Cristo, por su justicia, es causa de vida para su linaje. El Apóstol insiste en ello diciendo: Como por la desobediencia de un solo hombre todos los demás quedaron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos quedarán constituidos justos; para que así como reinó el pecado produciendo la muerte así también reine la gracia por la justificación, dándonos vida eterna.

Alguien podrá objetarme: «Pero el pecado de Adán con razón pasó a sus descendientes, ya que procedían de él; pero, ¿es que hemos sido engendrados por Cristo, para que podamos salvarnos por causa de él?» No penséis de modo carnal: ya veréis de qué manera hemos sido engendrados por Cristo. En la plenitud de los tiempos, Cristo tomó de María un alma y un cuerpo, porque había venido a salvar al hombre, porque no quería dejarlo bajo el poder de la muerte; por esto se unió a él y se hizo una cosa con él. Éstas son las bodas del Señor con las que se une a nuestra carne, así se realiza aquel gran misterio por el que Cristo y la Iglesia se unen en una sola persona.

De estas bodas nace el pueblo cristiano, con la fuerza del Espíritu del Señor, que le viene de lo alto; y con la semilla celestial, que se vierte sobre nuestras almas y se introduce en ellas, nos vamos formando en el seno maternal de la Iglesia, la cual nos da a luz para la nueva vida en Cristo. De ahí que dice el Apóstol: El primer hombre, Adán, se convirtió en ser vivo; el último Adán, en espíritu que da vida. De este modo nos engendra Cristo en la Iglesia por obra de sus sacerdotes, como dice el mismo Apóstol: Yo os engendré para Cristo. Y así, la semilla de Cristo, esto es, el Espíritu de Dios, da salida al hombre nuevo, gestado en el seno de la madre Iglesia y dado a luz en la fuente bautismal, por mano del sacerdote, actuando la fe como madrina de bodas.

Pero hay que recibir a Cristo para que nos engendre, tal como dice el apóstol Juan: A cuantos lo recibieron dio poder de llegar a ser hijos de Dios. Todo esto no puede realizarse sino mediante el signo del baño, del crisma y del obispo. Por el baño bautismal, en efecto, somos purificados de nuestros pecados; por el crisma se derrama sobre nosotros él Espíritu Santo; y ambas cosas las impetramos por la mano y la boca del obispo; y así todo el hombre renace y es renovado en Cristo, para que así como Cristo fue resucitado de entre los muertos, así también nosotros vivamos una vida nueva, esto es, despojándonos de los errores de nuestra vida anterior, permanezcamos en Cristo por nuestra conducta renovada por obra del Espíritu.

domingo, 14 de agosto de 2011

Oración del Catequista

Señor, haz que yo sea tu testigo para comunicar tu enseñanza y tu amor. Concédeme poder cumplir la misión de catequista con humilde y profunda confianza.

Que mi catequesis sea un servicio a los demás y una entrega gozosa y viva de tu Evangelio.

Recuérdame continuamente que la fe que deseo irradiar la he recibido de Ti como don gratuito.

Hazme verdadero educador de la fe, atento a la voz de tu Palabra, amigo leal y sincero de los demás - especialmente de mis compañeros catequistas - , que sea el Espíritu Santo quien conduzca mi vida, para que no deje de buscarte y predicarte, para que no me venza la pereza y el egoísmo, para combatir la tristeza.

Señor, te sirvo a Ti y a la Iglesia, unido a tu Madre, María; que como ella yo sepa guardar tu Palabra y ponerla al servicio del mundo.

Amén.

Beato Juan Pablo II

martes, 9 de agosto de 2011

No fijarse en la cantidad de catequizandos - Aprendiendo de Don Manuel.


Don Manuel siempre nos enseña la importancia de verlo todo desde una perspectiva espiritual. Y es que así lo hacían siempre los santos: una mirada capaz de ver desde lo espiritual y que no se detiene sólo en lo material. Es verdad que no podemos calcular nuestros "logros" pastorales en base a números solamente, porque muchas veces la cantidad no va unida a la calidad y eso no lo podemos olvidar.

Muchos catequistas se desaniman ante el número más bien reducido de niños o jóvenes que llegan al catecismo. Ni que decir del alto índice de deserción. Creo que a casi todos nos han faltado los ánimos delante de una situación que nos preocupa y para la cual no encontramos una solución.

Les comparto los consejos que ofrece el beato Manuel González:

"De modo que ¿qué hacer ante la inconstancia, la indiferencia y la ingratitud de los niños del catecismo y, en general, de los fieles?
1.-  Acordarse de que Dios no pide fruto sino trabajo.
2.-  Estimular la asistencia, más que con regalitos y premios, con cariño y confianza en el atractivo de la gracia de Dios, explotando en favor del catecismo la influencia de los más listos y adheridos y de las relaciones, simpatías, servicios prestados, etc.
3.- No dejar de hacer nada movido sólo por la razón de que ¡como son tan pocos! Así, si acostumbra a jugar con ellos, jugar con tres como si hubiera mil; obsequiar, tratar con cariño, predicar en la hora señalada, pasar lista, todo, todo hágase lo mismo con pocos que con muchos; y
4.- Cumplir al pie de la letra el consejo que se daba a sí mismo un maestro de escuela cuando iba a desanimarse por la inconstancia de sus alumnos; éstos, se decía, se han cansado ya de venir; esperemos a que se cansen de no venir. Y acertaba." (Lo que puede un cura hoy")

Cómo pueden notar son consejos sencillos pero seguramente eficaces, porque él no los ofrece como una teoría, sino que son fruto de su experiencia personal. Dejemos de lado la idea del "éxito" fácil, no nos dejemos influenciar por la psicología del número y busquemos la santidad personal y la de nuestros muchos o pocos catequizandos.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuracatequista

jueves, 28 de julio de 2011

Catequista y Evangelio van juntos - Los "Por qué" de la catequesis

Evangelización y educación de la fe son dos cosas distintas, pero que van de la mano. Hoy en día no podemos pensar que nuestros niños llegan al catecismo para ser educados en la fe, pues muchos de ellos carecen de la fe práctica. Son víctimas de la secularización que ha invadido sus hogares y a sus mismos padres. Familias donde no se reza, donde rara vez se participa de la Santa Misa, donde muchos de éstos pequeños no han visto nunca comulgar a sus padres. Frente a ésta situación nos toca evangelizarlos, para luego poder enseñarles la doctrina cristiana. Hemos de presentarles a Cristo, para a continuación enseñarles su mensaje.

Este es el reto más grande de la catequesis contemporánea, hacer que la catequesis y la evangelización sean conjugadas en nuestros encuentros y la verdad es que no es un reto totalmente nuevo. Ya el Beato Manuel González, como obispo de Málaga afirmaba:

"Queréis que los niños -y cuando hablo de niños en esta materia diviso muchas y numerosas clases de niños-, ¿queréis, repito, que los niños vean la doctrina? Dadles más historias de Evangelio que lecciones de texto de catecismo, procurad que conozcan primero quién fue Jesús, qué hizo, en dónde vivía y en dónde sigue viviendo y después lo que enseñó con su palabra."(Dichos, hechos y lecciones)

Ya es común que en muchas parroquias se les pida a los niños que lleven, además del libro de catecismo, una Biblia o el Evangelio. Además en el texto se nos ofrecen citas bíblicas que nos ayudan a familiarizar al niño con la Palabra de Dios, pero eso sólo no basta. No podemos pensar que con ayudarles a tener contacto con la Biblia ya hemos logrado llevarlos a Jesús.

"Las ideas, por muy santas que sean, es menester entenderlas muy a fondo para amarlas; las personas, cuando son buenas, basta conocerlas un poco para quererlas. Se ha olvidado, desgraciadamente, que no son los mejores cristianos los que mejor saben teología, sino los que más firmemente creen y más lealmente se unen y aman a Jesús."(Dichos, hechos y lecciones)

No se trata de convertir nuestros encuentros catequéticos en cursos bíblicos, sino de presentarles a Cristo, al Verbo encarnado. Y para eso lo primero y más importante es que nosotros, catequistas, lo conozcamos. ¿Conoces y amas a Jesucristo?

Me da mucha pena encontrarme tantas veces con cristianos que no han leído los Evangelios. Cómo conocer a Jesús si no has leído lo que está escrito de su vida, de sus obras, de sus palabras. Y es que nadie da lo que no tiene. Sólo un catequista que esté familiarizado con el Evangelio podrá evangelizar, será capaz de leer y contar las historias ahí contenidas. Siendo un enamorado de Cristo, podrá hablar de Él con autoridad, porque lo conocerá.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuracatequista

Defender la vida es también tarea de la catequesis.

sábado, 23 de julio de 2011

Buen uso de las dinámicas - Los "Por qué" de la catequesis

No soy un experto en pedagogía lúdica, pero soy un convencido de la eficacia que las dinámicas tienen dentro de la labor catequética. Aunque a muchos les pueda parecer algo un poco difícil eso de ponerse a cantar y a bailotear con los catequizandos, me limito a recordar una afirmación del Beato Manuel: “El mejor maestro es el que tenga más gracia y cuente más con ella”. No podemos olvidar que cuando hablaba de gracia se refería tanto a la natural, como a la sobrenatural.

Así que lo primero será no tener miedo al supuesto “ridículo”, puesto que será la vía más corta y eficaz para entrar en contacto con los niños. Cierto que antes que nada tendrá el catequista que tomarse el tiempo necesario para aprender las canciones, con todo y su mímica, porque sino le sería imposible luego poder enseñarlas.

El primer efecto que produce la dinámica es el de romper el hielo. Es necesario (lo hemos recordado en varias ocasiones) que el encuentro de catequesis sea distinto de una clase de escuela. Probablemente las dinámicas podrán colaborar generando un ambiente diverso, sin que el aspecto lúdico signifique perder el valor del contenido del encuentro. Generar un ambiente agradable, acogedor, generará una mayor participación y atención en el grupo.

Otro efecto deseado será el de despertar a los niños cuando éstos, sea por el clima, por las actividades previas o cualquier otro factor, se van adormentado o distrayendo. La dinámica devuelve la energía positiva y derrota el aburrimiento. Por más cansados que parezcan, una dinámica en el momento justo, los pondrá otra vez bien dispuestos.

Existe sólo un efecto indeseado de las dinámicas, obviamente cuando se da el abuso de las mismas. Utilizarlas para quemar tiempo o llenar espacios hace que los niños no las tomen en serio (en sentido de importancia). Pueden convertirse en una pérdida de tiempo si no son realmente parte del encuentro. Por último, no se puede olvidar que son sólo un medio, un instrumento, no pueden ser consideradas como un objetivo de la catequesis.

Como conclusión les dejo mi experiencia. Desde que tenía quince años que uso las dinámicas como recurso tanto en catequesis, como en animación grupal y nunca me han defraudado. Y teniendo el cuidado del caso, no sólo sirven para trabajar con niños, sino que funcionan de perlas también con jóvenes y adultos. Así que manos a la obra … a aprender dinámicas y a usarlas.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuracatequista

jueves, 14 de julio de 2011

Grandes Catequistas - De los libros de las Morales de san Gregorio Magno, papa, sobre el libro de Job.

LA CARIDAD ABARCA TODAS LAS VIRTUDES

La ley de Dios, de que se habla en este lugar, debe entenderse que es la caridad, por la cual podemos siempre leer en nuestro interior cuáles son los preceptos de vida que hemos de practicar. Acerca de esta ley, dice aquel que es la misma Verdad: Éste es mi mandamiento: Que os améis unos a otros. Acerca de ella dice san Pablo: Amar es cumplir la ley entera. Y también: Ayudaos a llevar mutuamente vuestras cargas; y así cumpliréis la ley de Cristo. Lo que mejor define la ley de Cristo es la caridad, y esta caridad la practicamos de verdad cuando toleramos por amor las cargas de los hermanos.

Pero esta ley abarca muchos aspectos, porque la caridad celosa y solícita incluye los actos de todas las virtudes. Lo que empieza por sólo dos preceptos se extiende a innumerables facetas.

Esta multiplicidad de aspectos de la ley es enumerada adecuadamente por Pablo, cuando dice: La caridad es comprensiva, la caridad no presume ni se engríe; no es ambiciosa ni egoísta; no se irrita, no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.

La caridad es comprensiva, porque tolera con ecuanimidad los males que se le infligen. Es benigna, porque devuelve generosamente bien por mal. No tiene envidia, porque, al no desear nada de este mundo, ignora lo que es la envidia por los éxitos terrenos. No presume, porque desea ansiosamente el premio de la retribución espiritual, y por esto no se vanagloria de los bienes exteriores. No se engríe, porque tiene por único objetivo el amor de Dios y del prójimo, y por esto ignora todo lo que se aparta del recto camino.

No es ambiciosa, porque, dedicada con ardor a su provecho interior, no siente deseo alguno de las cosas ajenas y exteriores. No es egoísta, porque considera como ajenas todas las cosas que posee aquí de modo transitorio, ya que sólo reconoce como propio aquello que ha de perdurar junto con ella. No se irrita, porque, aunque sufra injurias, no se incita a sí misma a la venganza, pues espera un premio muy superior a sus sufrimientos. No lleva cuentas del mal, porque, afincada su mente en el amor de la pureza, arrancando de raíz toda clase de odio, su alma está libre de toda maquinación malsana.

No se alegra de la injusticia, porque, anhelosa únicamente del amor para con todos, no se alegra ni de la perdición de sus mismos contrarios. Goza con la verdad, porque, amando a los demás como a sí misma, al observar en los otros la rectitud, se alegra como si se tratara de su propio provecho. Vemos, pues, como esta ley de Dios abarca muchos aspectos.

sábado, 9 de julio de 2011

La importancia de la devoción en la Primera Comunión - Los "Por qué" de la catequesis

Muchas veces me preguntan por qué no permito sacar fotos durante la Misa de las primeras comuniones. Y la respuesta es bastante concreta: no debemos distraer a los niños mientras van a recibir a Jesús Sacramentado. Claro que es una respuesta lógica, pero detrás de ella hay una verdad doctrinal muy importante ligada al fruto espiritual del sacramento.

Debemos recordar que todo sacramento produce dos tipos de fruto: el que depende sólo del mismo sacramento y el que depende de la disposición que tenga quien lo recibe. Siempre que recibimos la comunión recibimos toda la gracia que el sacramento produce de suyo. Y así sucede con cada uno de los demás sacramentos. Aún una comunión recibida mecánicamente producirá en quien la recibe ese fruto “ex opere operato”.

Por el contrario, quien no prepara su espíritu para recibir un sacramento, aunque siempre podrá recibir el fruto “ex opere operato”, perderá buena parte sino la totalidad del fruto “ex opere operantis”, es decir aquel fruto que se recibe sólo si se está verdaderamente dispuesto.

La preparación que hacemos en la catequesis no es solamente doctrinal. Nuestro objetivo es acercar a los catequizandos a Dios, ayudarles a crecer en la fe, a tener un encuentro personal con Cristo. Si hemos cumplido con esa misión, al llegar el día de la primera comunión, nuestros pequeños estarán con toda la disposición espiritual para acoger a Jesús Sacramentado. Nuestra tarea como catequistas será cuidar esa disposición, esa devoción que se ha ido cultivando en el corazón de cada catequizando. Si la ceremonia se transforma en una “fiesta de pueblo”, llena de barullo, gente que no sabe ni donde está, fotógrafos por doquier, compitiendo unos con otros para ver quien logra sacar la foto en el momento que el niño saca la lengua … habremos perdido mucho de lo cultivado hasta entonces.

Me pregunto de qué servirá entonces tener la bendita foto del momento en que el niño recibió la Eucaristía por primera vez, si el precio fue hacerle perder el fruto espiritual que con tanto empeño se había procurado que ganara. No creo que valga la pena.

Padre, padrinos y catequistas tenemos el deber de acompañar a quienes se acercan a recibir un sacramento con nuestra oración y nuestro testimonio. Será así que le ayudaremos a ganar todas las gracias que Dios le quiera regalar. Hagamos de cada celebración un encuentro con Dios y habremos hecho el mejor de los bienes a nuestros catequizandos.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuracatequista

viernes, 10 de junio de 2011

Conseguir la atención de los catequizandos - Tips para la Catequesis

“Diríase que el alma, como el cuerpo, tiene su boca; y así como éste, con la boca cerrada, ni come ni bebe, el alma si no abre su boca, no recibe ni pasa nada, y así como la necesidad o el apetito hace abrir la boca de carne, la atención abre la boca del alma.” (Dichos, hechos y lecciones, Beato Manuel González)

Uno de los retos más grandes en la catequesis es conseguir la atención de los catequizandos. Habrá que tener claro que, aunque el encuentro de catequesis pueda durar una hora u hora y media, el tiempo que los niños prestan de atención es muchísimo menor. Es decir que serán apenas 10 o en los mejores casos hasta 15 minutos de atención lo que nos regalarán. Esos son momentos preciosos donde hemos de procurar transmitir el mensaje central del encuentro. El tiempo restante nos debe servir para reforzar la idea central, a través de distintas técnicas y dinámicas.

Pero de cómo ganar esa atención es que quiero hablarles hoy. Aunque cada realidad es distinta creo que hay algunos puntos que sirven en manera general:

- La disposición del grupo: Parecería algo no tan importante, pero lo es. Yo recomiendo el círculo porque permite un visión total del grupo, se da el contacto visual entre todos. Cierto es que los grupos numerosos dificultan ésta disposición, pero la otra opción es la de “escuela” y no creo sea la más adecuada.

- El catequista: El mejor instrumento didáctico del catequista es él mismo. El tono de su voz, las expresiones de su rostro, los movimientos del cuerpo, serán siempre elementos importantes para llamar la atención. Un catequista “plano” terminará por aburrir rápidamente a su auditorio y por lo tanto perderá su atención.

- Paciencia al principio: El silencio del grupo no siempre significa que tenemos su atención. Sus ojos fijos en el catequista y la expresión de su rostro nos demostrarán si están siguiendo la explicación. Eso se consigue cuando el catequista representa para ellos una persona a la que les interesa escuchar. Llegar a representar eso en los niños no es tan fácil, así que habrá que ser pacientes. No caer en la tentación de querer caer simpático dejándoles hacer lo que les apetece, ni en el opuesto de imponer “orden” a fuerza de gritos o malas caras. “Ni tanto que queme el santo, ni poco que no lo alumbre”. Una vez que nos hemos ganado su corazón (y en ello interviene Jesús) nos darán su atención tranquilamente. Habrá que mostrar cuál es nuestro “objetivo” y nuestra “motivación”, una vez que comprendan lo que mueve al catequista lo escucharán voluntariamente. Todo eso requiere tiempo, por lo tanto habrá que “ganarse” la voluntad de los niños en los primeros encuentros, para tener su atención en los siguientes.

“La atención de los niños está en proporción directa del SILENCIO y del GUSTO con que asistan. Es decir, la boquita de carne cerrada y la cara alegre, ¡cómo abren de par en par la boca del alma! Pero, oídlo bien: Las dos cosas juntas!; una sin otra no producen el resultado apetecido.”(Beato Manuel González)

Creo que sobre este tema hay mucha “tela que cortar” así que seguiremos profundizando en él más adelante. Por ahora los saludo y los encomiendo para que puedan lograr la tan deseada atención de sus catequizandos.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuracatequista

martes, 24 de mayo de 2011

Grandes Catequistas - De la carta de san Clemente primero, papa, a los Corintios

MUCHOS SON LOS SENDEROS, PERO UNO SOLO ES EL CAMINO

Éste es, amados hermanos, el camino por el que llegamos a la salvación, Jesucristo, el sumo sacerdote de nuestras oblaciones, sostén y ayuda de nuestra debilidad.

Por él, podemos elevar nuestra mirada hasta lo alto de los cielos; por él, vemos como en un espejo el rostro inmaculado y excelso de Dios; por él, se abrieron los ojos de nuestro corazón; por él, nuestra mente, insensata y entenebrecida, se abre al resplandor de la luz; por él, quiso el Señor que gustásemos el conocimiento inmortal, ya que él es el resplandor de su gloria y ha llegado a ser tanto mayor que los ángeles, cuanto es más augusto que el de ellos el nombre que ha recibido en herencia.

Militemos, pues, hermanos, con todas nuestras fuerzas, bajo sus órdenes irreprochables.

Fijémonos en los soldados que prestan servicio bajo las órdenes de nuestros gobernantes: su disciplina, su obediencia, su sometimiento en cumplir las órdenes que reciben. No todos son generales ni comandantes ni centuriones ni oficiales ni todos tienen alguna graduación; sin embargo, cada cual, en el sitio que le corresponde, cumple lo que le manda el rey o cualquiera de sus jefes. Ni los grandes podrían hacer nada sin los pequeños, ni los pequeños sin los grandes; la efectividad depende precisamente de la conjunción de todos.

Tomemos como ejemplo a nuestro cuerpo. La cabeza sin los pies no es nada, como tampoco los pies sin la cabeza; los miembros más ínfimos de nuestro cuerpo son necesarios y útiles a la totalidad del cuerpo; más aún, todos ellos se coordinan entre sí para el bien de todo el cuerpo. Procuremos, pues, conservar la integridad de este cuerpo que formamos en Cristo Jesús, y que cada uno se ponga al servicio de su prójimo según la gracia que le ha sido asignada por donación de Dios.

El fuerte sea protector del débil, el débil respete al fuerte; el rico dé al pobre, el pobre dé gracias a Dios por haberle deparado quien remedie su necesidad. El sabio manifieste su sabiduría no con palabras, sino con buenas obras; el humilde no dé testimonio de sí mismo, sino deje que sean los demás quienes lo hagan. El que es casto en su cuerpo no se gloríe de ello, sabiendo que es otro quien le otorga el don de la continencia.

Consideremos, pues, hermanos, de qué materia fuimos hechos, cuáles éramos al entrar en este mundo; de qué sepulcro y tinieblas nos sacó nuestro Creador, para introducirnos en su mundo, donde ya de antemano, antes de nuestra existencia, nos tenía preparados sus dones.

Por esto debemos dar gracias a aquel de quien nos vienen todos estos bienes, al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

viernes, 13 de mayo de 2011

La catequesis es el catequista - Aprendiendo de Don Manuel

Hace unos dias un gran amigo me preguntaba el porqué de este blog. Mi respuesta fue que la razón era mi amor a la catequesis y el deseo de que ésta sea cada día mejor valorada por todos. A continuación me hizo una segunda pregunta, consecuencia de mi primera respuesta: ¿Qué es lo más importante en la catequesis? La respuesta es tan simple como contundente: Lo más importante en la catequesis es el catequista. Y que conste que no lo digo sólo yo, lo afirma un gran entendido como Don Manuel González. El asegura que el principio fundamental de la pastoral catequética es el siguiente:

“La catequesis es el catequista.”

“Si se ha dicho que la escuela es el maestro y que será mejor escuela aquella que tenga no el mejor local, ni el más rico material pedagógico, sino el mejor maestro, por la misma razón puede afirmarse que una catequesis es su catequista.” (Dichos, hechos y lecciones; Beato Manuel González)

Y así como lo afirma el Beato Manuel es que lo creo yo y no sólo por ciencia, sino por experiencia. Creo que ustedes mismos, mis queridos lectores, que serán seguramente la mayoría catequistas, lo pueden afirmar conmigo. La catequesis no se fundamenta en el aula, o en los medios audiovisuales, o en el material pedagógico. No se basa en el párroco (aunque su influencia sea trascendental), ni en los padres de familia (que son los primeros catequistas). La catequesis, en resumidas cuentas, se basa en quien la enseña, sea laico o consagrado, padre de familia o párroco, joven o anciano.

“Dadme un catequista con vocación, ya sea por deber, ya por caridad, con la preparación intelectual adecuada, que trate primero con el Corazón de Jesús en el Sagrario lo que va a tratar después con los niños y que, sobre todo ame a éstos con el amor que se saca del Sagrario.”

He aquí las condiciones imprescindibles para que sea un catequista auténtico. Primero la vocación, porque es Dios quién nos llama y nos envía a ser catequistas. Segundo que su ministerio lo ejerza desde y hacia el Sagrario, pues es por amor a Dios que se catequiza. Y luego que sea ese amor el que le lleve a amar a los catequizandos.

“Ese catequista que os he descrito, ya sabrá arreglárselas para que los ademanes de su cara y las figuras y contorsiones de su cuerpo, sustituyan con ventaja a los cuadros murales o de proyecciones y valorará y aun suplirá con creces con su sonrisa y su palabra caldeada por el cariño, la bagatela o fruslería de que en su pobreza disponga para premio.”

Y es así como el mismo catequista se convierte en catequesis. Su vida, su oración, su alegría, todo su ser educan en la fe. Y todo le sirve como instrumento para compartir la doctrina cristiana. Puede tener todos los medios o carecer de todos, da igual , porque el mismo es la catequesis. Es como un catecismo con pies.

“Dadme cristianos llenos y rebosantes del conocimiento, de la imitación y del amor de Jesucristo y yo os daré muchedumbres de verdad cristianas.”

Bendita la parroquia que cuenta con catequistas así. Fecunda será en vida sacramental y en santidad la comunidad cristiana que es servida por catequistas de Sagrario. Mucho fruto de santidad de vida y seguramente de vocaciones tendrá esa comunidad, porque todo fluye a partir de la catequesis.

Para acompañar a los catequistas y para animar a los que todavía no lo son es que ha sido creado este blog. Los abrazo desde Roma y oro por su misión catequética.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuracatequista

sábado, 7 de mayo de 2011

Catequesis con cuentos - La Avaricia

En una buena ocasión, una mujer acudió con el sacerdote de su parroquia a solicitarle un favor: "Padre - le dijo - , soy una persona "avara", quisiera quitarme este vicio..."

El sacerdote pensó un momento, y después le dijo a aquella mujer: "Acompáñeme a la sacristía".

La mujer lo siguió. Una vez allí, el padre la colocó delante de una ventana, y le preguntó: "¿Qué es lo que ve usted?" La mujer respondió: "Veo a la gente..." - "¡Muy bien!" Contestó el padre, quien la colocó entonces delante de un espejo y le volvió a preguntar: "Y ahora, ¿qué es lo que ve usted?" La mujer le dijo: "Me veo a mí misma". "¡Eso! - continuó el sacerdote - Eso es lo que se ve cuando uno tiene ante sí un poco de plata (la única diferencia que hay entre un vidrio y un espejo: un poco de plata). 

Quiere usted combatir la Avaricia, comience a apartarse de la plata, así podrá verse no sólo a sí misma, sino a todos los demás, y velar por sus intereses también..."

Cuando Jesús le dijo al joven rico que lo dejara todo y lo siguiera en lugar de mirar por la ventan y descubrir todo lo que significa ser discípulo del Señor, se quedó pensando sólo en sus bienes. No se trata del dinero, sino de la incapacidad de pensar en los demás, del egoísmo. Se puede ser avaro y pobre al mismo tiempo, así como rico y generoso. El problema no son los bienes materiales, sino que la "plata" no nos deje ver a los demás.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuracatequista

viernes, 6 de mayo de 2011

Grandes Catequistas - De las Disertaciones de san Teodoro Estudita

 LA PRECIOSA Y VIVIFICANTE CRUZ DE CRISTO

¡Oh don valiosísimo de la cruz! ¡Cuán grande es su magnificencia! la cruz no encierra en sí mezcla de bien y de mal, como el árbol del Edén, sino que toda ella es hermosa y agradable, tanto para la vista como para el gusto. Se trata, en efecto, del leño que engendra la vida, no la muerte; que da luz, no tinieblas; que introduce en el Edén, no que hace salir de él. La cruz es el madero al cual subió Cristo, como un rey a su carro de combate, para, desde él, vencer al demonio, que detentaba el poder de la muerte, y liberar al género humano de la esclavitud del tirano.

Es el madero en el cual el Señor, como esforzado guerrero, heridos en la batalla sus pies, sus manos y su divino costado, curó las llagas de nuestras malas acciones, es decir, nuestra naturaleza herida de muerte por el dragón infernal.

Primero hallamos la muerte en un árbol, ahora en otro árbol hemos recuperado la vida; los que habíamos sido antes engañados en un árbol hemos rechazado a la astuta serpiente en otro árbol. Nueva y extraña mudanza, ciertamente. A cambio de la muerte se nos da la vida, a cambio de la corrupción se nos da la incorrupción, a cambio del deshonor se nos da la gloria.

No sin motivo exclamaba el santo Apóstol: En cuanto a mí, líbreme Dios de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo; por él el mundo está crucificado para mi y yo para el mundo. Pues aquella suprema sabiduría que nace de la cruz ha desmentido la jactancia de la sabiduría del mundo y la arrogancia de lo que no es más que necedad. Los bienes de toda clase que dimanan de la cruz han destruido todo germen de malicia.

Ya desde el principio del mundo, todas aquellas cosas que no eran sino figuras y anuncios anticipados de este leño fueron signo e indicio de algo mucho más admirable que ellas mismas. Mira, si no, tú que deseas saberlo. ¿Por ventura no escapó Noé del desastre del diluvio, por decisión divina, él, su esposa, sus hijos y las esposas de éstos, y los animales de cada especie, en un frágil madero?

¿Qué significaba también la vara de Moisés? ¿No era acaso una figura de la cruz? Cuando convirtió el agua en sangre, cuando devoró a las falsas serpientes de los magos, cuando con su golpe y virtud dividió las aguas del mar, cuando de nuevo las volvió a su curso, sumergiendo en ellas al enemigo y preservando al pueblo elegido.

Semejante poder tuvo la vara de Aarón, figura también de la cruz, que floreció en un solo día, demostrando así quién era el legítimo sacerdote.También Abraham anunció la cruz de antemano cuando puso a su hijo atado sobre el montón de maderos.

Por la cruz fue destruida la muerte, y Adán fue restituido a la vida. En la cruz se gloriaron todos los apóstoles, por ella fueron coronados todos los mártires, santificados todos los santos. Por la cruz nos revestimos de Cristo y nos despojamos del hombre viejo. Por la cruz nosotros, ovejas de Cristo, hemos sido reunidos en un solo redil y destinados al aprisco celestial.