"Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a todas las gentes"

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miércoles, 23 de noviembre de 2011

Grandes Catequistas - Benedicto XVI a los niños en Benín

Les comparto la primera parte de la catequesis que el Papa Benedicto XVI dio a los niños en Benín. Llama la atención como en tan pocas palabras y de manera tan sencilla les habla sobre la presencia real de Jesús en la Eucaristía y la importancia de acompañarlo en los Sagrarios, el valor de la comunión y de cómo ella nos debe de llevar a la misión, para concluir citando el ejemplo de un santo. Creo que el Santo Padre es un excelente ejemplo de catequista y vale la pena imitarlo:

"Dios nuestro Padre nos ha convocado alrededor de su Hijo y nuestro hermano, Jesús, presente en la hostia consagrada en la misa. Es un gran misterio que hay que adorar y creer. Jesús, que nos quiere tanto, está verdaderamente presente en los sagrarios de todas las iglesias del mundo, en los sagrarios de las iglesias de vuestros barrios y parroquias. Os invito a visitarlo con frecuencia para manifestarle vuestro amor.

Algunos de vosotros habéis hecho ya la primera comunión, otros os estáis preparando para hacerla. El día de mi primera comunión fue uno de los más bonitos de mi vida. También para vosotros, ¿no es verdad? Y, ¿sabéis por qué? No sólo por los lindos vestidos, los regalos o el banquete de fiesta, sino principalmente porque en ese día recibimos por primera vez a Jesús-Cristo. Cuando yo comulgo, Jesús viene a habitar dentro de mí. Tengo que recibirlo con amor y escucharlo con atención. En lo más profundo del corazón, le puedo decir por ejemplo: «Jesús, yo sé que tú me amas. Dame tu amor para que te ame y ame a los demás con tu amor. Te confío mis alegrías, mis penas y mi futuro». Queridos niños, no dudéis en hablar de Jesús a los demás. Es un tesoro que hay que saber compartir con generosidad. En la historia de la Iglesia, el amor a Jesús ha llenado de valor y de fuerza a muchos cristianos, incluso a niños como vosotros. Así, a san Kizito, un muchacho ugandés, lo mataron porque él quería vivir según el bautismo que acababa de recibir. Kizito rezó. Había comprendido que Dios no sólo es importante sino que lo es todo."

Nuestras catequesis no pueden reducirse a simples momentos para entretener a los niños y enseñarles alguna oración. Hemos de educarles en la fe enseñando la doctrina cristiana, sin quitar ni agregar nada. Podemos pensar que mucho del mensaje del catecismo sea muy “elevado” para los niños pero no es así, basta preparar bien nuestros encuentros para lograr que lo más alto del mensaje se pueda explicar a los más pequeños. El Papa nos ha dado hoy el ejemplo.
Hasta el Cielo. 

P. César Piechestein
elcuracatequista

martes, 15 de noviembre de 2011

Grandes Catequistas - Del Tratado de Teodoreto de Ciro, obispo, Sobre la encarnación del Señor

POR SUS LLAGAS HEMOS SIDO CURADOS

Los sufrimientos de nuestro Salvador son nuestra medicina. Es lo que enseña el profeta cuando dice: Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado; pero él fue herido por nuestras rebeldías, triturado por nuestros crímenes. Él soportó el castigo que nos trae la paz, por sus llagas hemos sido curados. Todos errábamos como ovejas; por esto, como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca.

Y del mismo modo que el pastor, cuando ve a sus ovejas dispersas, toma a una de ellas y la conduce donde quiere, arrastrando así a las demás en pos de ella, así también la Palabra de Dios, viendo al género humano descarriado, tomó la naturaleza de esclavo, uniéndose a ella, y de esta manera hizo que volviesen a él todos los hombres y condujo a los pastos divinos a los que andaban por lugares peligrosos, expuestos a la rapacidad de los lobos.

Por esto nuestro Salvador asumió nuestra naturaleza; por esto Cristo el Señor aceptó la pasión salvadora, se entregó a la muerte y fue sepultado; para sacarnos de aquella antigua tiranía y darnos la promesa de la incorrupción, a nosotros que estábamos sujetos a la corrupción. En efecto, al restaurar por su resurrección el templo destruido de su cuerpo, manifestó a los muertos y a los que esperaban su resurrección la veracidad y firmeza de sus promesas.

«Pues del mismo modo -dice- que la naturaleza que tomé de vosotros, por su unión con la divinidad que habita en ella, alcanzó la resurrección y, libre de la corrupción y del sufrimiento, pasó al estado de incorruptibilidad e inmortalidad, así también vosotros seréis liberados de la dura esclavitud de la muerte y, dejada la corrupción y el sufrimiento, seréis revestidos de impasibilidad.»

Por este motivo también comunicó a todos los hombres, por medio de los apóstoles, el don del bautismo, ya que les dijo: Id y sed los maestros de todas las naciones; bautizadlas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. El bautismo es un símbolo y semejanza de la muerte del Señor, pues, como dice san Pablo, si hemos sido injertados vitalmente en Cristo por la imagen de su muerte, también lo estaremos por la imagen de su resurrección.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Enseñar a rezar bien - Los "Por qué" de la Catequesis

Una de las tareas del catequista es enseñar bien las oraciones del cristiano a sus catequizandos. Ya hemos tocado el tema de la importancia de la memoria en el aprendizaje y en el caos de las oraciones se aplica el mismo principio. Lo que bien se aprende, nunca se olvida y nos tiene que preocupar que cada miembro del grupo de catequesis aprende a rezar rezando y para lograrlo han de comenzar por memorizar las oraciones.
A alguno rezar le parece cosa antigua, pasada de moda o de viejitas “beatas”. Veamos lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica sobre este tipo de oración:

"2704 La oración vocal es la oración por excelencia de las multitudes por ser exterior y tan plenamente humana. Pero incluso la más interior de las oraciones no podría prescindir de la oración vocal. La oración se hace interior en la medida en que tomamos conciencia de Aquél “a quien hablamos” (Santa Teresa de Jesús, Camino de perfección, 26). Por ello la oración vocal se convierte en una primera forma de oración contemplativa."

Ciertamente existen otros métodos de oración y todos nos ayudan a crecer en vida interior, pero no podemos despreciar el más sencillo y quizás más antiguo de ellos. Repetir, una y otra vez, las oraciones que aprendimos de memoria nos ayuda a alabar a Dios, a ponernos en contacto con Él. Es difícil para quien comienza un camino en la vida cristiana empezar con métodos que requieren un espíritu más maduro. La oración vocal es como los primeros pasos de quien empieza a caminar.

Eso sí es indispensable aprender bien las oraciones principales. Y digo aprenderlas bien porque son muchos los hermanos que van acomodando, agregando o quitando palabras de las oraciones. Justo ésta semana me tocó escuchar la segunda estrofa de un Avemaría que decía así: Santa María Madre de Dios (y madre nuestra) ruega (señora) por nosotros (los) pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte amén. Me imagino que a ustedes también les habrá tocado escuchar cosas parecidas. Las oraciones son un instrumento y un tesoro, donde cada palabra tiene un sentido. Si se cambian, se cambia también el sentido y por eso hay que respetarlas tal cual están.

"2701 La oración vocal es un elemento indispensable de la vida cristiana. A los discípulos, atraídos por la oración silenciosa de su Maestro, éste les enseña una oración vocal: el “Padre Nuestro”. Jesús no solamente ha rezado las oraciones litúrgicas de la sinagoga; los Evangelios nos lo presentan elevando la voz para expresar su oración personal, desde la bendición exultante del Padre (cf Mt 11, 25-26), hasta la agonía de Getsemaní (cf Mc 14, 36)."

Espero que ésta semana cuando encuentren a sus catequizandos recuerden ésta reflexión y les enseñen a rezar bien. Seguro que no será teoría, pues a hablar con Dios se aprende viendo hacerlo a quien nos educa en la fe. Así que recen con su grupo de catequesis siempre.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuracatequista

viernes, 4 de noviembre de 2011

Hacer del grupo de catequesis una comunidad - Tips para la catequesis

El sábado pasado recibí a mi grupo de catequesis de este año. Son diez niños de entre 9 y 10 años de edad que debo prepara para recibir la Eucaristía. Como acá en Italia la catequesis va a la par de la escuela tengo tres niñas que hicieron ya su primera comunión el año pasado, pero que participan también éste año de la catequesis. Así que será interesante hacer la experiencia de contar con tres miembros del grupo que darán el ejemplo a sus condiscípulos.
Mi grupo de catecismo, período 2011-2012

En todo caso pienso que es importante compartir algún dato con respecto a como manejarse frente a un grupo de catequesis, sobre todo cuando se trata de construir una pequeña comunidad de fe. Creo que los principios son aplicables a grupos de cualquier edad, basta que existe, de parte de quien dirige, el deseo sincero de desarrollar un ambiente favorable al aprendizaje, que en nuestro caso tendrá un efecto importante en la experiencia eclesial que nuestros catequizandos tendrán. Los criterios son los siguientes:

1.-Fomentar el mutuo conocimiento entre los miembros del grupo.
Es un proceso lento, que aunque puede ser ayudado por dinámicas y diálogo, tiene necesidad de tiempo pues los vínculos afectivos no son cosa instantánea. Será tarea del catequista procurar que los catequizandos se integren e interactúen, de manera que logren apreciar lo que hay en el otro. Este aprendizaje va más allá de ser una técnica pedagógica o de socialización, el objetivo es que comprendan que el otro no es simplemente alguien que comparte contigo un espacio sino tu prójimo al que debes aprender a amar.

2.- Afrontar sabiamente las tensiones negativas.
Desde que entró en la historia el pecado original la naturaleza humana es frágil y el pecado es parte de la vida cotidiana. Hasta entre los mejores amigos se producen momentos de tensión, que si no se aprende a superarlos pueden tirar abajo hasta la mejor relación. De ahí que sea imprescindible que el catequista procure subsanar los pleitos o conflictos que se sucedan dentro del grupo. Ayudará a promover el diálogo y la reconciliación, teniendo en cuenta que la mayoría de las dificultades se dan por malos entendidos fácilmente superable a través de una buena comunicación y buena voluntad.

3.- Valorar el trabajo en común.
Siempre que el tiempo lo permita y sobre todo si el grupo es numeroso, habrá que hacer uso del trabajo grupal. Talleres, mesas redondas, círculos de reflexión, sociodramas, etc, todas formas de promover el trabajo en grupo. Será esa interacción la que nos ayudará a conocer un poco más a cada uno de los participantes, conocimiento esencial si queremos ser como el Buen Pastor que conoce a sus ovejas y las llama por su nombre.

4.- Respetar el proceso individual.
Aunque todos sean parte del mismo grupo y reciban la misma formación, cada uno es cada uno y tiene su propia forma de asimilación. No podemos pretender que el grupo avance todo al mismo ritmo, no podemos forzar a quien requiere más tiempo ni detener a quien va en carrera. Es uno de los desafíos más grandes pero es el que permite respetar la personalidad de cada quien.

5.- Aceptar que todos somos trigo y cizaña.
Una tentación que nos viene casi siempre es la de catalogar a nuestros catequizandos, subrayando a aquellos que nos dan dolor de cabeza. No podemos caer en la trampa de poner “etiqueta”, sino más bien recordar que todos tenemos algo de trigo y algo de cizaña. Seguramente aún el miembro más problemático o difícil tiene una riqueza que compartir, algo importante que aportar al grupo. Si el catequista no es capaz de ver eso, tampoco lo verán sus condiscípulos y quedará relegado. Cada alma es valiosa y nos ha sido confiada para que la eduquemos en la fe.

Bueno me ha dado alegría compartir con ustedes éstas ideas. Espero que atesoren cada encuentro de catequesis. Yo desde acá los encomiendo.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuracatequista