"Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a todas las gentes"

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lunes, 22 de agosto de 2011

Grandes Catequistas - Del Sermón de san Paciano, obispo, sobre el Bautismo

Una catequesis para explicar el pecado original y el efecto del Bautismo.

El pecado de Adán había pasado a todo el género humano, ya que, como dice el Apóstol: Por un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así pasó a todos los hombres. Por consiguiente, es necesario que la justicia de Cristo pase también a todo el género humano; y así como Adán, por su pecado, fue causa de perdición para toda su estirpe, así Cristo, por su justicia, es causa de vida para su linaje. El Apóstol insiste en ello diciendo: Como por la desobediencia de un solo hombre todos los demás quedaron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos quedarán constituidos justos; para que así como reinó el pecado produciendo la muerte así también reine la gracia por la justificación, dándonos vida eterna.

Alguien podrá objetarme: «Pero el pecado de Adán con razón pasó a sus descendientes, ya que procedían de él; pero, ¿es que hemos sido engendrados por Cristo, para que podamos salvarnos por causa de él?» No penséis de modo carnal: ya veréis de qué manera hemos sido engendrados por Cristo. En la plenitud de los tiempos, Cristo tomó de María un alma y un cuerpo, porque había venido a salvar al hombre, porque no quería dejarlo bajo el poder de la muerte; por esto se unió a él y se hizo una cosa con él. Éstas son las bodas del Señor con las que se une a nuestra carne, así se realiza aquel gran misterio por el que Cristo y la Iglesia se unen en una sola persona.

De estas bodas nace el pueblo cristiano, con la fuerza del Espíritu del Señor, que le viene de lo alto; y con la semilla celestial, que se vierte sobre nuestras almas y se introduce en ellas, nos vamos formando en el seno maternal de la Iglesia, la cual nos da a luz para la nueva vida en Cristo. De ahí que dice el Apóstol: El primer hombre, Adán, se convirtió en ser vivo; el último Adán, en espíritu que da vida. De este modo nos engendra Cristo en la Iglesia por obra de sus sacerdotes, como dice el mismo Apóstol: Yo os engendré para Cristo. Y así, la semilla de Cristo, esto es, el Espíritu de Dios, da salida al hombre nuevo, gestado en el seno de la madre Iglesia y dado a luz en la fuente bautismal, por mano del sacerdote, actuando la fe como madrina de bodas.

Pero hay que recibir a Cristo para que nos engendre, tal como dice el apóstol Juan: A cuantos lo recibieron dio poder de llegar a ser hijos de Dios. Todo esto no puede realizarse sino mediante el signo del baño, del crisma y del obispo. Por el baño bautismal, en efecto, somos purificados de nuestros pecados; por el crisma se derrama sobre nosotros él Espíritu Santo; y ambas cosas las impetramos por la mano y la boca del obispo; y así todo el hombre renace y es renovado en Cristo, para que así como Cristo fue resucitado de entre los muertos, así también nosotros vivamos una vida nueva, esto es, despojándonos de los errores de nuestra vida anterior, permanezcamos en Cristo por nuestra conducta renovada por obra del Espíritu.

domingo, 14 de agosto de 2011

Oración del Catequista

Señor, haz que yo sea tu testigo para comunicar tu enseñanza y tu amor. Concédeme poder cumplir la misión de catequista con humilde y profunda confianza.

Que mi catequesis sea un servicio a los demás y una entrega gozosa y viva de tu Evangelio.

Recuérdame continuamente que la fe que deseo irradiar la he recibido de Ti como don gratuito.

Hazme verdadero educador de la fe, atento a la voz de tu Palabra, amigo leal y sincero de los demás - especialmente de mis compañeros catequistas - , que sea el Espíritu Santo quien conduzca mi vida, para que no deje de buscarte y predicarte, para que no me venza la pereza y el egoísmo, para combatir la tristeza.

Señor, te sirvo a Ti y a la Iglesia, unido a tu Madre, María; que como ella yo sepa guardar tu Palabra y ponerla al servicio del mundo.

Amén.

Beato Juan Pablo II

martes, 9 de agosto de 2011

No fijarse en la cantidad de catequizandos - Aprendiendo de Don Manuel.


Don Manuel siempre nos enseña la importancia de verlo todo desde una perspectiva espiritual. Y es que así lo hacían siempre los santos: una mirada capaz de ver desde lo espiritual y que no se detiene sólo en lo material. Es verdad que no podemos calcular nuestros "logros" pastorales en base a números solamente, porque muchas veces la cantidad no va unida a la calidad y eso no lo podemos olvidar.

Muchos catequistas se desaniman ante el número más bien reducido de niños o jóvenes que llegan al catecismo. Ni que decir del alto índice de deserción. Creo que a casi todos nos han faltado los ánimos delante de una situación que nos preocupa y para la cual no encontramos una solución.

Les comparto los consejos que ofrece el beato Manuel González:

"De modo que ¿qué hacer ante la inconstancia, la indiferencia y la ingratitud de los niños del catecismo y, en general, de los fieles?
1.-  Acordarse de que Dios no pide fruto sino trabajo.
2.-  Estimular la asistencia, más que con regalitos y premios, con cariño y confianza en el atractivo de la gracia de Dios, explotando en favor del catecismo la influencia de los más listos y adheridos y de las relaciones, simpatías, servicios prestados, etc.
3.- No dejar de hacer nada movido sólo por la razón de que ¡como son tan pocos! Así, si acostumbra a jugar con ellos, jugar con tres como si hubiera mil; obsequiar, tratar con cariño, predicar en la hora señalada, pasar lista, todo, todo hágase lo mismo con pocos que con muchos; y
4.- Cumplir al pie de la letra el consejo que se daba a sí mismo un maestro de escuela cuando iba a desanimarse por la inconstancia de sus alumnos; éstos, se decía, se han cansado ya de venir; esperemos a que se cansen de no venir. Y acertaba." (Lo que puede un cura hoy")

Cómo pueden notar son consejos sencillos pero seguramente eficaces, porque él no los ofrece como una teoría, sino que son fruto de su experiencia personal. Dejemos de lado la idea del "éxito" fácil, no nos dejemos influenciar por la psicología del número y busquemos la santidad personal y la de nuestros muchos o pocos catequizandos.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuracatequista