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jueves, 17 de febrero de 2011

Catequizando Adultos - El Círculo de la Verdad

Es verdad que todos necesitamos catequesis y también es verdad, por consiguiente, que no hay edad límite para recibirla. Entre mis experiencias como catequista en parroquia creo que la más emocionante ha sido la de catequizar adultos. Las razones son múltiples: mayor apertura y reflexión de los temas, más atención en lo que ha captar contenidos se refiere y sobre todo una mejor participación (el adulto sabe a lo que viene). No quiero decir con ésto que los prefiera a los niños, sólo que dan un poco menos de trabajo a la hora del encuentro. Claro que con los niños es una aventura, nunca se sabe con qué te van a salir.

Como sé que muchos de ustedes tendrán que catequizar adultos, sea para preprarlos a recibir un sacramento, sea porque hacen parte de la catequesis familiar, quisiera compartirles una dinámica que me ha ayudado mucho con los adultos. Se llama "El Círculo de la Verdad".

Objetivo
El principal objetivo de ésta actividad grupal es sentar las bases de una comunidad. A los adultos les suele gustar mucho participar, opinar y analizar, pero casi nunca hablan de sí mismos. Esto da como resultado que se genere un grupo de catequesis donde la única referencia es el catequista, pues entre ellos no se generan vínculos. Si tenemos claro que uno de los objetivos de la catequesis es integrar a los catequizandos a la comunidad parroquial, hemos de comenzar logrando que hagan experiencia comunitaria en su grupo de catequesis. Por lo tanto la meta será convertir el grupo de catequesis en una pequeña comunidad.
Cuando
Tengo por costumbre iniciar la catequesis con los siete temas del kerygma, para luego entrar de lleno a los temas catequéticos. Justo al terminar el kerygma realizamos "El Círculo de la Verdad". Suele tomar un buen tiempo, pero vale la pena por los frutos que produce.

Desarrollo
El desarrollo es bastante simple. Primero se sientan todos en un círculo, de manera que todos puedan tener contacto visual. A continuación el catequista explica de qué se trata. La dinámica consiste en que uno por uno vayan narrando su vida: infancia, juventud, alegrías, tristezas, decisiones, familia, profesión, en fin, todo lo que quieran compartir. La única condición es que todo lo que digan debe de ser verdad. Pueden callar aquello que no quieran compartir, pero jamás mentir. 

Luego de cada intervención los compañeros pueden hacer preguntas. En entrevistado decide cuáles preguntas quiere responder y cuáles no, siempre en total libertad. El catequista hace siempre de moderador y puede también hacer preguntas, da manera que ayude a profundizar el conocimiento mutuo. No se juzga, pero si se puede aconsejar.

Resultado
Es impresionante como poco a poco se van abriendo por medio de la dinámica. Quizás los primeros sean los que menos compartan, pero luego que tomen confianza irán aportando más datos. Al final de la actividad, que puede requerir tres o cuatro encuentros, el ambiente del grupo es distinto. Se siente la confianza y la amistad que se ha ido construyendo entre ellos: ahora se conocen.

Espero que ésta idea les ayude en su labor catequética y que una vez que la hayan realizado me escriban contándome cómo les fue. No dejen de enviarme también sus comentarios, sugerencias o inquietudes. Dios los bendiga siempre.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuracatequista

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