"Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a todas las gentes"

Páginas

viernes, 28 de enero de 2011

Todos somos Catequistas y Misioneros - Comentario al Mensaje del Papa para la Jornada Mundial de las Misiones

Mandato universal : Id y anunciad

En su mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones de este año, el Papa nos confirma que el mandato misionero de Jesús "Id y anunciad a todos los pueblos" es universal. Aún hoy muchos hermanos nuestros en la fe siguen convencidos que la evangelización es tarea de unos pocos, sacerdotes, religiosas y catequistas. Y ni que decir de la misión, que sería según ese criterio, tarea sólo de los misioneros ad gentes. Su Santidad inicia con la idea de que la misión de cada cristiano comienza en la celebración de la Eucaristía, desde el altar, desde el Santísimo Sacramento, Jesús nos envía:
"Este objetivo es continuamente reavivado por la celebración de la liturgia, especialmente de la Eucaristía, que se concluye siempre recordando el mandato de Jesús resucitado a los Apóstoles: "Id…" (Mt 28,19). La liturgia es siempre una llamada ‘desde el mundo’ y un nuevo envío ‘al mundo’ para dar testimonio de lo que se ha experimentado: el poder salvífico de la Palabra de Dios, el poder salvífico del Misterio Pascual de Cristo. Todos aquellos que se han encontrado con el Señor resucitado han sentido la necesidad de anunciarlo a otros, como hicieron los dos discípulos de Emaús."

Una necesidad de anunciarlo frente a la gran necesidad que muchos tienen de escuchar ese anuncio. Un necesidad que se hace patente no sólo en los países de "misión", sino ahí donde la fe agoniza, donde la nueva evangelización es urgente:

"Se alarga la multitud de aquellos que, aún habiendo recibido el anuncio del Evangelio, lo han olvidado y abandonado, no reconociéndose ya en la Iglesia; y muchos ambientes, también en sociedades tradicionalmente cristianas, son hoy refractarias a abrirse a la palabra de la fe. Está en marcha un cambio cultural, alimentado también por la globalización, por movimientos de pensamiento y por el relativismo imperante, un cambio que lleva a una mentalidad y a un estilo de vida que prescinden del Mensaje evangélico, como si Dios no existiese, y que exaltan la búsqueda del bienestar, de la ganancia fácil, de la carrera y del éxito como objetivo de la vida, incluso a costa de los valores morales."

Y es por eso que ningún católico se puede quedar de brazos cruzados, todos somos parte de la Iglesia y toda ella es misionera. La esencia de la Iglesia es la comunicación de Cristo, Pan y Palabra de Vida. Es impactante como lo afirma el Papa cuando dice que la misión es tarea de todos, porque encierra todo y siempre:

"La misión universal implica a todos, todo y siempre. El Evangelio no es un bien exclusivo de quien lo ha recibido, sino que es un don que compartir, una buena noticia que comunicar. Y este don-compromiso está confiado no sólo a algunos, sino a todos los bautizados, los cuales son “raza elegida … una nación santa, un pueblo adquirido por Dios" (1Pe 2,9), para que proclame sus obras maravillosas."

Es así que todos, aunque no de la misma forma, hemos de participar en la misión de la Iglesia. Cada uno según la llamada que haya recibido de Dios, pero ninguno puede quedar fuera. De ahí que es importante que nuestras comunidades brinden los espacios para preparar, formar y enviar. Nosotros desde la catequesis tenemos una tarea importantísima porque junto a la educacion de la fe, hemos de ser capaces de realizar la animación misionera:

"En ello están implicadas también todas las actividades. La atención y la cooperación en la obra evangelizadora de la Iglesia en el mundo no pueden limitarse a algunos momentos y ocasiones particulares, y tampoco pueden ser consideradas como una de las muchas actividades pastorales: la dimensión misionera de la Iglesia es esencial, y por tanto debe tenerse siempre presente. Es importante que tanto cada bautizado como las comunidades eclesiales estén interesados no sólo de modo esporádico e irregular en la misión, sino de modo constante, como forma de la vida cristiana."

Y será así que la Iglesia podrá seguir transformando el mundo, porque el Evangelio es como la levadura que fermenta la masa: 

"La evangelización es un proceso complejo y comprende varios elementos. Entre estos, una atención peculiar por parte de la animación misionera, se ha dado siempre a la solidaridad. Así, a través de la participación corresponsable en la misión de la Iglesia, el cristiano se convierte en constructor de la comunión, de la paz, de la solidaridad que Cristo nos ha dado, y colabora en la realización del plan salvífico de Dios para toda la humanidad. Los retos que esta encuentra, llaman a los cristianos a caminar junto con los demás, y la misión es parte integrante de este camino con todos. En ella llevamos, aunque en vasijas de barro, nuestra vocación cristiana, el tesoro inestimable del Evangelio, el testimonio vivo de Jesús muerto y resucitado, encontrado y creído en la Iglesia."

Pongamos manos a la obra y seamos constructores del Reino de Dios. Pero que no nos conformemos con la Iglesia que tenemos cerca, porque Iglesia somos todos los bautizados. Como catequistas podemos hacer una gran diferencia y ayudar a nuestros hermanos a escuchar el mandato misionero que implica a todos, todo y siempre.

P. César Piechestein
elcuracatequista

lunes, 24 de enero de 2011

Noticias de catequesis - Educar en la fe desde los tres años de edad

La comisión de Catequesis del Arzobispado de Valencia ha presentado una modalidad de impartir catequesis que está dirigida a niños a partir de los 3 años, en vez de los 6, que es la edad a la que tradicionalmente acceden los menores a la formación en las parroquias.

Las ‘Catequesis del Buen Pastor’, que se iniciaron a mitad del siglo XX en Italia y en países anglosajones y de Iberoamérica, han sido presentadas en la archidiócesis de Valencia “tras los buenos resultados que está cosechando” en esos lugares, según han señalado a la agencia AVAN fuentes de la comisión diocesana de Catequesis.

Esta modalidad de formación en la fe ha sido mostrada por primera vez ante catequistas de la archidiócesis de Valencia en una jornada celebrada en la sede de la Vicaría de Evangelización.

Al tratarse de una propuesta pastoral, las parroquias valencianas pueden optar por seguir impartiendo las catequesis al modo tradicional o incorporar las ‘Catequesis del Buen Pastor’. Incluso, “es posible ofrecer ambas modalidades a la vez para que los padres opten por una u otra”, ha matizado las mismas fuentes.

El hecho de adelantar las catequesis hasta los 3 años permite, “a tenor de los resultados que se están comprobando, mejorar la formación cristiana” de los niños. Además, “puede cubrir el vacío formativo que se da en familias en las que los padres apenas trasmiten la fe a los hijos hasta que, con unos siete años, los llevan a la parroquia para que vayan a la catequesis de Primera Comunión”.

En cuanto a la metodología de las ‘Catequesis del Buen Pastor’, a través de “medios sencillos y una breve presentación por parte del catequista, el niño adquiere las experiencias fundamentales de la fe: la hondura de la misa, el ritmo del año litúrgico, las parábolas del Reino y, en el centro de todo, la figura del Buen Pastor”, han explicado.

Los niños, “incluso desde sus primeros años de vida, tienen un enorme potencial religioso que está esperando a ser tocado para desarrollarse”, de tal manera que “viven la vida globalmente, no distinguen entre sentimientos, voluntad y razón”, han argumentado. De hecho, “viven cada acontecimiento con todo su ser, y por ello son capaces de captar el misterio en toda su profundidad”. Así, “en cuanto se presenta a un niño el misterio del amor de Dios, su corazón se queda prendido”, según han añadido.

Las ‘Catequesis del Buen Pastor’ se desarrollan hasta los trece años de edad e incluyen la celebración de la Primera Comunión. En la archidiócesis de Valencia, parroquias de Pobla de Vallbona, Gandia y Cocentaina ya han comenzado a desarrollarlas.

Origen de las catequesis desde los tres años
Esta forma de catequesis nace de la experiencia de María Montessori, pedagoga italiana de la primera mitad del siglo XX que inició una investigación con niños para comprender cómo aprenden. Desarrolló una metodología que en principio estaba destinada a niños con discapacidad mental. Los menores avanzaron y aprendieron tanto como el resto. Una discípula suya, Sofía Cavalleti, aplicó este sistema a la catequesis, y durante los últimos 60 años se ha ido perfilando esta herramienta, primero en Roma, y después en los países anglosajones e Hispanoamérica.

lunes, 17 de enero de 2011

Aprendiendo de Don Manuel - Catequesis en la calle

En su libro "La gracia en la educación" el Beato Manuel González nos da una lección para no desanimarnos ante la deserción de nuestros catequizandos. Al mismo tiempo nos enseña cómo la catequesis no se puede limitar a el espacio de la parroquia, sino que tiene que salir a las calles. Mucho antes de que se hablara de la "Nueva Evangelizión", nuestro querido Don Manuel ya la practicaba y nada menos que en España, en el Viejo continente. Hoy sigue siendo útil aquella experiencia, así que sin más rodeos, aquí la tienen.

"El curso pasado, cuando los seminaristas teólogos fundaron el catecismo de San Felipe, el lleno era espantoso, durante los tres primeros domingos la iglesia rebosaba materialmente de niños. Ya se pensaba en no sé cuántas divisiones y grupos: sección de primeras oraciones, de mandamientos, de preparación a la primera Comunión, de adultos, de perseverancia..., y hasta de ciegos, porque también concurrían cuatro de ellos.

En los recreos del seminario se proponían métodos de enseñanza, se discutían planes y se estudiaban libros y revistas de catequesis; no se pensaba en otra cosa que en medios de fomentar el catecismo ya fundado: lo veíamos ya perfectamente organizado y siempre nos lo imaginábamos con un sinnúmero de niños, pero... Oh decepción!, al cuarto domingo la asistencia había disminuido considerablemente y con gran pena vimos venir a tierra los proyectos forjados en nuestro seminario contentándonos con hacer la división más adaptada a la triste realidad: al domingo siguiente la concurrencia no llegó a cinco niños y,qué hacer entonces?, cruzarnos de brazos?

Un procedimiento muy sencillo, a la vez que muy práctico, vino a sacarnos de apuros; consistía en hacer dos grupos de los catequistas: catequistas de la iglesia y catequistas de la calle. Los primeros habían de cuidar de la enseñanza del catecismo a los niños que les fueran llevando los segundos, quienes, divididos en grupos de tres recorrían todas las calles de la parroquia, hablando a los niños que se encontraban en ellas.

A los que consentían ir al catecismo los llevaban de la mano a la iglesia y a los que preferían quedarse jugando, allí mismo, en plena calle les daban el catecismo. Naturalmente por lo insólito del caso iban agrupándose poco a poco niños y personas de edad y todos recibían la lección del catecismo callejero. Eso se fue repitiendo todos los domingos, y ya basta que den un paseo por las principales calles de la parroquia para que los niños, al distinguirlos por su beca roja, les digan a sus mamás que les laven la cara y les vistan el babi limpio para ir al catecismo.

Otros se levantan de donde estaban jugando y corren a pedirles permiso a sus padres; otros en fin ya preparados, en cuanto nos ven se van derechos al catecismo; ya no los tenemos que llevar de la mano. Nos dicen que tardamos mucho tiempo en llegar a la iglesia, naturalmente tenemos que recorrer otras calles, y se marchan solos para llegar así más pronto a la iglesia en donde los espera el otro grupo de catequistas. Nuestra misión de catequistas callejeros está concretada a buscar niños que no asisten al catecismo.
Éste ha sido el procedimiento que ha conservado el número de los niños del catecismo". 

Beato Manuel González

jueves, 13 de enero de 2011

Entrevista desde México - Hna. Elisa Gallardo, Misionera de Jesús Hostia.

1)Breve biografía
Me llamo ELISA MARGOTH GALLARDO LOJA, nacì el 14 de diciembre de 1969 en la parroquia de San Josè de Shell, provincia de Pastaza Ecuador. Mis padres se llaman Arcesio Gallardo y Marìa del Rosario Loja. Soy la sèptima de ocho hermanos. Mi vocaciòn religiosa inicìo a partir de mi primera experiencia como catequista, al ver la sed de Dios de aquellos pequeños que con insistencia me pedìan que les enseñara las cosas de Dios. Ingresè a mi Instituto Religioso de “Misioneras de Jesùs Hostia” a los 18 años y toda mi formaciòn la hice en Mèxico y gran parte de mi vocaciòn se desenvolviò en este hermoso paìs. Tuve la oportunidad de ir a estudiar en Roma la licenciatura en Catequesis y a partir de ahì he venido entregando lo que generosamente el Señor me ha ido dando.
La Hna. Elisa, el P. Gregorio y Carmita.

2) ¿Còmo fue su primera experiencia en catequesis?
Mi primera experiencia comenzò a los 16 años cuando despuès de confirmarme nos pidieron que hiciéramos un compromiso para servir en la parroquia ya sea como catequista o en cualquiera de los grupos y varios de nosotros decidimos colaborar como catequistas. Al inicio no me gustaba y lo realizaba por compromiso, pero el Señor se fue encargando de ir encendiendo en mi poco a poco el amor a la catequesis. Y es asì como iniciò mi vocaciòn que mencioné anteriormente.

3) ¿Quièn ha sido la persona que màs ha influido en su labor catequètica?
No puedo decir que ha sido una sola persona, sino varias, empezando por los niños que continuamente me retaban a prepararme mejor, así como la gente que fuì encontrando en las misiones que realizaba ya como religiosa.

4) ¿Cuàl cree que debe ser el objetivo principal en la formaciòn de los catequistas?
Creo que la formaciòn de los catequistas debe mirar hacia tres pilares de la vida quien asume una misión tan importante. Se debe partir siempre de su ser como PERSONA humana. Luego su vida como CRISTIANO que conozca, viva, celebre y testimonie la fe que profesa. Por ùltimo como DISCÌPULO que anuncie, enseñe, forme y acompañe el camino de fe de sus hermanos llevàndolos a ser testimonio vivo de su fe en los ambientes en que se desenvuelven.

5) ¿Què diferencias, positivas o negativas, ha encontrado entre el trabajo catequètico en Ecuador y el que ahora realiza en Mèxico?
Bueno no es mucha la diferencia como dice un dicho popular “Donde quiera se cuecen habas”. Entre los aspectos positivos que puedo recalcar en los dos lugares son:
+ En Ecuador haber logrado que ya algunos pàrrocos vayan priorizando la formaciòn de los catequistas y lo mismo estamos haciendo aquí en Mèxico.
+ Otro aspecto positivo en Ecuador fue lograr que cada año la participaciòn en los talleres y cursos de formaciòn de los catequistas fuera cada vez mayor. Y en Mèxico tambièn estamos trabando duro en la formaciòn.
Con los catequistas en Ecuador
+ Hablando de los aspectos negativos, tanto en Ecuador como aquì en Mèxico, una de las dificultades y experiencias tristes es el desinterès y la no colaboraciòn de algunos pàrrocos en la formaciòn de los catequistas, porque ni los mandan a los talleres de formaciòn ni ellos se comprometen a formarlos.

6) ¿ Cuàles serìan los “tips” que darìa a un nuevo catequista desde su experiencia personal?
Sobre todo no dar nada por supuesto, es importante siempre partir del conocimiento de nuestros destinatarios, su realidad familiar, social, cultural,…asì como sus necesidades y dificultades. A veces partimos de esos supuestos y comenzamos a hablarles de cosas que para ellos resultan demasiado extrañas. Otra cosa que considero tambièn importante es la cercanìa e interès que mostremos con ellos, que descubran que comenzamos a ser parte de su vida.

7) ¿Què diferencias encuentra entre la catequesis con niños, la de jòvenes y la de adultos?
Las tres etapas son muy diferentes pero a la vez se relacionan. Con los niños comienza un compromiso serio porque es muy importante la formaciòn que reciban ya que de eso depende su futuro como cristianos y buenos ciudadanos. Ellos se encuentran en una etapa de apertura y disponibilidad, decimos que son como unas esponjitas que absorben todo lo que ven y escuchan, todo se queda grabado en su memoria para el resto de su vida.
Con los jòvenes la cosa es un poco diferente, ellos empiezan a entender mejor las cosas de la vida y estàn en su camino de transición y ademàs estàn en contìnua bùsqueda, quieren respuestas concretas y prontas para su vida. Ahora si estos jòvenes han llevado desde su infancia una formaciòn cristiana gradual y sistemàtica es mejor porque entonces es solo cuestión de continuar su crecimiento espiritual proporcionàndoles la formaciòn correspondiente teniendo en cuenta sus necesidades e inquietudes.
Con los adultos tambièn es diferente ya que ellos han alcanzado la suficiente madurez para manejar su vida y desenvolverse en la sociedad, sus necesidades son otras. Con ellos hay que continuar la formaciòn proporcionàndoles las herramientas necesarias para que su testimonio de vida de fe sea cada vez màs veraz en todos los ambientes en los que se desenvuelven.
Los "Tres Mosqueteros" de la Catequesis

8) ¿Cuàl ha sido el mayor error que haya cometido como catequista?
Recuerdo que cundo era novicia ayudábamos en una parroquia a dar catecismo y yo tenìa un grupo tremendo y un dìa me ganò la impaciencia, llegando a gritar a los niños y a castigarlos, eso hizo que los niños se alejaran de mi y que no quisieran volver al catecismo. Por eso les recomiendo que no lo hagan, ya son muchos los que gritan a los niños les y los castigan en su casa y en la escuela, y que los rematemos en la catequesis es terrible. Esforcémonos mejor por mostrarles el rostro amoroso y misericordioso de Dios.

9) ¿De què maneras motivaba a los niños para ir al catecismo cuando estaba en las misiones ecuatorianas?
Bueno creo que cualquier motivaciòn debe partir de nuestra propia experiencia de amor con el Señor. Lo ùnico que siempre les recalcaba era que no hicieran esperar al Padre amoroso que tanto nos ama, que quiere estar cerca de nosotros y del cual nosotros tenìamos que ir a escuchar lo que nos querìa enseñar atravès de las personas que nos hablaban de Èl. Otra motivaciòn era el llevar varias actividades que ellos pudieran realizar, por ejemplo a los niños les encantaba dibujar, pintar, hacer manualidades, son cosas para ellos atrayentes y que es propio de su edad.

10) ¿Finalmente còmo motivarìa a nuestros lectores a iniciar o perseverar en el ministerio catequético ?
La catequesis como cualquier otro servicio o ministerio en la Iglesia es cuestiòn de amor. Cuanto màs amamos, màs podemos dar. Yo les invito a enamorarse de la catequesis, solo asì podremos con ese amor soportar todo y vencer todo. Animo y como dicen los mexicanos que nadie se “raje”.

P. César Piechestein
elcuracatequista



martes, 11 de enero de 2011

Grandes Catequistas - De la Regla monástica mayor de san Basilio Magno, obispo

TENEMOS DEPOSITADA EN NOSOTROS UNA FUERZA QUE NOS CAPACITA PARA AMAR

El amor de Dios no es algo que pueda aprenderse con unas normas y preceptos. Así como nadie nos ha enseñado a gozar de la luz, a amar la vida, a querer a nuestros padres y educadores, así también, y con mayor razón, el amor de Dios no es algo que pueda enseñarse, sino que desde que empieza a existir este ser vivo que llamamos hombre es depositada en él una fuerza espiritual, a manera de semilla, que encierra en sí misma la facultad y la tendencia al amor. Esta fuerza seminal es cultivada diligentemente y nutrida sabiamente en la escuela de los divinos preceptos y así, con la ayuda de Dios, llega a su perfección.

Por eso nosotros, dándonos cuenta de vuestro deseo por llegar a esta perfección, con la ayuda de Dios y de vuestras oraciones, nos esforzaremos, en la medida en que nos lo permita la luz del Espíritu Santo, por avivar la chispa del amor divino escondida en vuestro interior.

Digamos en primer lugar que Dios nos ha dado previamente la fuerza necesaria para cumplir todos los mandamientos que él nos ha impuesto, de manera que no hemos de apenarnos como si se nos exigiese algo extraordinario, ni hemos de enorgullecernos como si devolviésemos a cambio más de lo que se nos ha dado. Si usamos recta y adecuadamente de estas energías que se nos han otorgado, entonces llevaremos con amor una vida llena de virtudes; en cambio, si no las usamos debidamente, habremos viciado su finalidad.

En esto consiste precisamente el pecado, en el uso desviado y contrario a la voluntad de Dios de las facultades que él nos ha dado para practicar el bien; por el contrario, la virtud, que es lo que Dios pide de nosotros, consiste en usar de esas facultades con recta conciencia, de acuerdo con los designios del Señor.

Siendo esto así, lo mismo podemos afirmar de la caridad. Habiendo recibido el mandato de amar a Dios, tenemos depositada en nosotros, desde nuestro origen, una fuerza que nos capacita para amar; y ello no necesita demostrarse con argumentos exteriores, ya que cada cual puede comprobarlo por sí mismo y en sí mismo. En efecto, un impulso natural nos inclina a lo bueno y a lo bello, aunque no todos coinciden siempre en lo que es bello y bueno; y, aunque nadie nos lo ha enseñado, amamos a todos los que de algún modo están vinculados muy de cerca a nosotros, y rodeamos de benevolencia, por inclinación espontánea, a aquellos que nos complacen y nos hacen el bien.

Y ahora yo pregunto, ¿qué hay más admirable que la belleza de Dios? ¿Puede pensarse en algo más dulce y agradable que la magnificencia divina? ¿Puede existir un deseo más fuerte e impetuoso que el que Dios infunde en el alma limpia de todo pecado y que dice con sincero afecto: Desfallezco de amor? El resplandor de la belleza divina es algo absolutamente inefable e inenarrable.

martes, 4 de enero de 2011

Catequesis con cuentos

Uno de los elementos que sirven como instrumento pedagógico de la catequesis es el realto. Sirven para este fin las fábulas, cuentos, anécdotas y cualquier relato al que se le pueda sacar una enseñanza. Les comparto esta pequeña historia que encontré hace unos días:
Hace mucho tiempo, en una región rural de nuestro país, cuenta la historia que los habitantes de una noble población, durante las fiestas de Navidad, en plena efervecencia decembrina, se pusieron de acuerdo para hacer un majestuoso nacimiento, muy típico, muy tradicional ...

Ni tardos, ni perezosos, todos ellos fueron a sus casas y comenzaron a traer lo que creían que era adecuado:

¡Que no nos olvidemos del Niño!
- Un hermoso Portal, hecho de madera de pino, fresquecito y muy bien barnizado.
- Un pesebre decente, con paja real.
- Los peregrinos, recién pintados y con finas expresiones.
- Animalitos de todo tipo, grandes y pequeños.
- Heno, musgo, arena... todo lo necesario para recrear selvas, bosques, desiertos...
- Pastores y pastoras, en las más variadas situaciones.
- Un hermitaño, leyendo las Escrituras.
- Un infierno terrorífico, con sus diablitos y toda la cosa.
- Un firmamento lleno de estrellas, y angelitos colgando con hilos trasparentes.
- Un río "natural", una fuente, un pozo...

Todo era hermoso; llenaron mucho espacio, y la gente estaba muy contenta, pero... un pequeñito apuntó cuando la obra parecía terminada:

¿Y dónde está el Niñito Dios?

Entonces, los adultos, llenos de vergüenza, no supieron qué contestarle...

Así nos puede suceder cuando nos empeñamos tanto en prepararnos para la Navidad con regalos y banquetes, adornos y arbolito ... y hasta el pesebre. Todo esto siempre será menos importante que celebrar la Encarnación del Hijo de Dios. Ayudemos a nuestros catequizandos a encontrar el sentido de la Navidad y de todas las fiestas religiosas. Que la alegría del encuentro familiar y de la celebración no los alejen del encuentro personal con el Niño Dios.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuracatequista

jueves, 23 de diciembre de 2010

¡ Un Niño nos ha nacido ! - Saludo Navideño

Creo que no soy el único preocupado por el acelerado ritmo que se nota en éstos días cercanos a la Navidad. Tantos compromisos "sociales", tantas cenas y reuniones que cada vez son menos sentidas y más superficiales. Y es que aunque ganas nos faltan, como que no se puede dejar de cumplir, para no "quedar mal".

Cuidado y caemos en la trampa y terminamos tomándole fastidio a una fiesta tan importante. No es necesario hacer tanto y aunque no podamos por ahora generar un cambio social, si que podemos empezar por nuestra casa. Olvidemos lo menos importante y démosle espacio a lo que verdaderamente cuenta: estar con Dios y estar en familia.

Que este tiempo nos ayude a revalorizar la amistad y el amor que Dios nos ha regalado y que viene demostrado en la Encarnación de su Hijo. Ese niño es el milagro más grande de la historia, que nos enseña lo importante de un Dios que nace en una familia. No te lo pierdas, no desaproveches ese regalo que tienes en la Iglesia, que tienes en tu hogar.Les deseo, aún a la distancia, con toda la fuerza de mi corazón, una Santa Navidad.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuradetodos