“Diríase que el alma, como el cuerpo, tiene su boca; y así como éste, con la boca cerrada, ni come ni bebe, el alma si no abre su boca, no recibe ni pasa nada, y así como la necesidad o el apetito hace abrir la boca de carne, la atención abre la boca del alma.” (Dichos, hechos y lecciones, Beato Manuel González)
Uno de los retos más grandes en la catequesis es conseguir la atención de los catequizandos. Habrá que tener claro que, aunque el encuentro de catequesis pueda durar una hora u hora y media, el tiempo que los niños prestan de atención es muchísimo menor. Es decir que serán apenas 10 o en los mejores casos hasta 15 minutos de atención lo que nos regalarán. Esos son momentos preciosos donde hemos de procurar transmitir el mensaje central del encuentro. El tiempo restante nos debe servir para reforzar la idea central, a través de distintas técnicas y dinámicas.
Pero de cómo ganar esa atención es que quiero hablarles hoy. Aunque cada realidad es distinta creo que hay algunos puntos que sirven en manera general:
- La disposición del grupo: Parecería algo no tan importante, pero lo es. Yo recomiendo el círculo porque permite un visión total del grupo, se da el contacto visual entre todos. Cierto es que los grupos numerosos dificultan ésta disposición, pero la otra opción es la de “escuela” y no creo sea la más adecuada.
- El catequista: El mejor instrumento didáctico del catequista es él mismo. El tono de su voz, las expresiones de su rostro, los movimientos del cuerpo, serán siempre elementos importantes para llamar la atención. Un catequista “plano” terminará por aburrir rápidamente a su auditorio y por lo tanto perderá su atención.
- Paciencia al principio: El silencio del grupo no siempre significa que tenemos su atención. Sus ojos fijos en el catequista y la expresión de su rostro nos demostrarán si están siguiendo la explicación. Eso se consigue cuando el catequista representa para ellos una persona a la que les interesa escuchar. Llegar a representar eso en los niños no es tan fácil, así que habrá que ser pacientes. No caer en la tentación de querer caer simpático dejándoles hacer lo que les apetece, ni en el opuesto de imponer “orden” a fuerza de gritos o malas caras. “Ni tanto que queme el santo, ni poco que no lo alumbre”. Una vez que nos hemos ganado su corazón (y en ello interviene Jesús) nos darán su atención tranquilamente. Habrá que mostrar cuál es nuestro “objetivo” y nuestra “motivación”, una vez que comprendan lo que mueve al catequista lo escucharán voluntariamente. Todo eso requiere tiempo, por lo tanto habrá que “ganarse” la voluntad de los niños en los primeros encuentros, para tener su atención en los siguientes.
“La atención de los niños está en proporción directa del SILENCIO y del GUSTO con que asistan. Es decir, la boquita de carne cerrada y la cara alegre, ¡cómo abren de par en par la boca del alma! Pero, oídlo bien: Las dos cosas juntas!; una sin otra no producen el resultado apetecido.”(Beato Manuel González)
Creo que sobre este tema hay mucha “tela que cortar” así que seguiremos profundizando en él más adelante. Por ahora los saludo y los encomiendo para que puedan lograr la tan deseada atención de sus catequizandos.
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein
elcuracatequista
GRACIAS PADRE CESAR POR SUS ENSEÑANZAS, SON DE MUCHA UTILIDAD, LOS ESTOY PONIENDO EN PRACTICA... DAN BUENOS RESULTADOS... SIGA ADELANTE QUE ESTAREMOS PRESTOS PARA SEGUIR APRENDIENDO.. HASTA EL CIELO PADRE CESAR...
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