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viernes, 23 de abril de 2010

La Vocación se encuentra a través del Testimonio

El próximo domingo se celebra la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y ha sido con este motivo que el papa Benedicto nos ha dirigido una carta para recordarnos a los que hemos consagrado nuestra vida a Dios y a todos los jóvenes, como es que se decubre el llamado del Señor.
Primero nos recuerda como la clave para dar a conocer a Cristo es el TESTIMONIO, y eso lógicamente nos atañe a todos, pues cada cristiano es responsable de transmitir la fe a los demás. Comineza poniendo como ejemplo a los Profetas:
"Ya en el Antiguo Testamento los profetas eran conscientes de estar llamados a dar testimonio con su vida de lo que anunciaban, dispuestos a afrontar incluso la incomprensión, el rechazo, la persecución. La misión que Dios les había confiado los implicaba completamente, como un incontenible “fuego ardiente” en el corazón (cf. Jr 20, 9), y por eso estaban dispuestos a entregar al Señor no solamente la voz, sino toda su existencia. "
No sólo ellos, también los apóstoles y todos los santos, todos quienes a lo largo de la historia de la salvación han estado dispuestos a escuchar la llamada que el Señor les hizo a entregar su vida entera. Y Jesús sigue llamando: "Esto acontece también hoy en la Iglesia: Dios se sirve del testimonio de los sacerdotes, fieles a su misión, para suscitar nuevas vocaciones sacerdotales y religiosas al servicio del Pueblo de Dios. Por esta razón deseo señalar tres aspectos de la vida del presbítero, que considero esenciales para un testimonio sacerdotal eficaz."
El primero de estos tres aspectos es la relación de amistad profunda que debe caracterizar al sacerdote, al religioso y todos quienes hemos consagrado nuestra vida a servirle: "Si el sacerdote es el “hombre de Dios”, que pertenece a Dios y que ayuda a conocerlo y amarlo, no puede dejar de cultivar una profunda intimidad con Él, permanecer en su amor, dedicando tiempo a la escucha de su Palabra. La oración es el primer testimonio que suscita vocaciones."
Tantas veces nos han recordado que nadie da lo que no tiene y ciertamente, la mayor debilidad de nuestra labor catequetica y de nuestra pastoral juvenil y vocacional es que muchas veces no oramos, no cultivamos nuestra vida interior. Si no nos encontramos cada día con el Señor de la Cruz, ¿cómo podremos verlo en la Eucaristía, cómo podremos educar en la fe, cómo podremos dar testimonio ?
"Otro aspecto de la consagración sacerdotal y de la vida religiosa es el don total de sí mismo a Dios. Escribe el apóstol Juan: “En esto hemos conocido lo que es el amor: en que él ha dado su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos” (1 Jn 3, 16). "
Me parece que esta es una clave fundamental. Muchos jóvenes de nuestra Iglesia están dispuestos a servir al Señor. procuran cultivar su vida espiritual y su formación en la fe. Pero muchas veces eso se convierte en el pretexto para no dar el paso definitivo, se conforman con eso y cuando Jesús pide todo, no están dispuestos a darlo.
También el catequista como educador en la fe, debe ser parte del testimonio de una vida que se dona a través del ministerio catequético:
"Siguiendo a Jesús, quien ha sido llamado a la vida de especial consagración debe esforzarse en dar testimonio del don total de sí mismo a Dios. De ahí brota la capacidad de darse luego a los que la Providencia le confíe en el ministerio pastoral, con entrega plena, continua y fiel, y con la alegría de hacerse compañero de camino de tantos hermanos, para que se abran al encuentro con Cristo y su Palabra se convierta en luz en su sendero. La historia de cada vocación va unida casi siempre con el testimonio de un sacerdote que vive con alegría el don de sí mismo a los hermanos por el Reino de los Cielos. Y esto porque la cercanía y la palabra de un sacerdote son capaces de suscitar interrogantes y conducir a decisiones incluso definitivas (cf. Juan Pablo II, Exhort. ap. postsinodal, Pastores dabo vobis, 39)."

Aunque este blog no está dirigido específicamente a sacerdotes, tu como catequista eres también responsable de que cada niño, cada jóven que guias en la catequesis, logre encontrar su camino vocacional y si comienza viendo en ti, que seguramente tienes más contacto con él, sabrá luego acercarse al párroco para continuar su discernimiento. También depende de tu testimonio. "De manera especial, el sacerdote debe ser hombre de comunión, abierto a todos, capaz de caminar unido con toda la grey que la bondad del Señor le ha confiado, ayudando a superar divisiones, a reparar fracturas, a suavizar contrastes e incomprensiones, a perdonar ofensas. En julio de 2005, en el encuentro con el Clero de Aosta, tuve la oportunidad de decir que si los jóvenes ven sacerdotes muy aislados y tristes, no se sienten animados a seguir su ejemplo. Se sienten indecisos cuando se les hace creer que ése es el futuro de un sacerdote."

Si es verdad que el valor de un catequista se puede medir a partir de cuántos de sus catequizandos, luego se convierten en catequistas, una prueba todavía mayor de su testimonio sería que de entre sus niños o jóvenes surjan vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa. Manos a la obra !!
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuracatequista

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