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miércoles, 14 de abril de 2010

Catequizar de cara al Sagrario

Sabemos, por las estadísticas, que más del 70% de nuestros niños no frecuentan el catecismo. Y si tenemos luego presente que sólo la mitad de aquellos que hacen la Primera Comunión, regresan para la catequesis de Confirmación no podemos hacer otra cosa que preocuparnos. No por el simple hecho de la angustia, sino para saber valorar el tiempo de la catequesis, que muy probablemente será el único tiempo que la mayoría de nuestros niños dedicarán a su formación en la fe.

Teniendo todo lo anterior en cuenta y sabiendo que son muchos los temas que debemos compartir en nuestras reuniones de catecismo, habría que , sin excluir ninguno de ellos, saber en cuáles hemos de poner mayor énfasis. La respuesta no es sino obvia : Jesús Sacramentado. No sólo por el hecho de que se están preparando para la Primera Comunión, sino porque la Eucaristía es la fuente y cumbre de la Iglesia, es Cristo mismo.

Ustedes me dirán que, en nuestros textos, el tema de la Eucaristía se trata tres o cuatro veces y además no es uno de los primero temas en el índice. Ciertamente cuando se trata de explicar la transubstanciación, la institución del sacramento, la Santa Misa, lo hemos de tratar según nos lo dicte el programa. Lo que jamás tiene que esperar es nuestro testimonio personal sobre la presencia real de Jesús en el Sagrario.

Desde la primera reunión, si queremos hacer bien nuestra labor de educadores en la fe, tenemos que acercar a los catequizandos al Sagrario. Los niños comprenden rápidamente, sin necesidad de tantas vueltas, que Jesús está allí y eso es lo más trascendental que les podremos enseñar. Ya se encargará El de llenarlos de su virtud al tenerlos cerquita. Yo puedo dar testimonio de que haciendo esto, los niños desarrollan un sincero deseo de comulgar y aprender a mantener en el templo una actitud recogida.

Escribió el Beato Manuel González:
“Hay en las Iglesias jardines hermosísimos y encantadores, en donde en vez de flores hay virtudes y en vez de plantas hay almas que aromatizan y embellecen a la Esposa del Cordero. Son estos jardínes los conventos de Religiosos y Religiosas, son las parroquias escondidas a veces en las fragosidades de las montañas, son las almas de toda condición y estado en quienes florece con vigorosa lozanía la humildad, la pureza, la caridad, la abnegación y todas las virtudes. ¿Quién os riega los jardines venturosos? ¿Quién os cultiva tan sabiamente? ¡La Hostia chiquita de nuestra comunión! Padre, maestros, educadores todos, ¿queréis hacer de verdad grandes a vuestros pequeñuelos? ¡Que vean, traten, amen, coman con hambre la Hostia chiquita del Sagrario!”
(Cartilla del Catecismo Cabal)

Unas pocas ideas para lograrlo:
- De ser posible comenzar y terminar la reunión haciendo la oración frente al Sagrario.
- Siempre que hablemos de Jesús (es decir en cada reunión) recordar que El no se ha ido, que está presente en la Eucaristía.
- No olvidar que el ejemplo del catequista es esencial, sobre todo que lo vean comulgar.
- Aprovechar las oportunidades en que haya Exposición del Santísimo Sacramento y hacer que los niños participen. Siempre les impacta mucho tanto el poder adorar la Eucaristía, como el acto litúrgico de la Hora Santa.
En fin, no olvidarnos nunca que la catequesis no es la enseñanza de una doctrina, sino de una persona: Jesús Sacramentado.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuracatequista

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