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viernes, 13 de mayo de 2011

La catequesis es el catequista - Aprendiendo de Don Manuel

Hace unos dias un gran amigo me preguntaba el porqué de este blog. Mi respuesta fue que la razón era mi amor a la catequesis y el deseo de que ésta sea cada día mejor valorada por todos. A continuación me hizo una segunda pregunta, consecuencia de mi primera respuesta: ¿Qué es lo más importante en la catequesis? La respuesta es tan simple como contundente: Lo más importante en la catequesis es el catequista. Y que conste que no lo digo sólo yo, lo afirma un gran entendido como Don Manuel González. El asegura que el principio fundamental de la pastoral catequética es el siguiente:

“La catequesis es el catequista.”

“Si se ha dicho que la escuela es el maestro y que será mejor escuela aquella que tenga no el mejor local, ni el más rico material pedagógico, sino el mejor maestro, por la misma razón puede afirmarse que una catequesis es su catequista.” (Dichos, hechos y lecciones; Beato Manuel González)

Y así como lo afirma el Beato Manuel es que lo creo yo y no sólo por ciencia, sino por experiencia. Creo que ustedes mismos, mis queridos lectores, que serán seguramente la mayoría catequistas, lo pueden afirmar conmigo. La catequesis no se fundamenta en el aula, o en los medios audiovisuales, o en el material pedagógico. No se basa en el párroco (aunque su influencia sea trascendental), ni en los padres de familia (que son los primeros catequistas). La catequesis, en resumidas cuentas, se basa en quien la enseña, sea laico o consagrado, padre de familia o párroco, joven o anciano.

“Dadme un catequista con vocación, ya sea por deber, ya por caridad, con la preparación intelectual adecuada, que trate primero con el Corazón de Jesús en el Sagrario lo que va a tratar después con los niños y que, sobre todo ame a éstos con el amor que se saca del Sagrario.”

He aquí las condiciones imprescindibles para que sea un catequista auténtico. Primero la vocación, porque es Dios quién nos llama y nos envía a ser catequistas. Segundo que su ministerio lo ejerza desde y hacia el Sagrario, pues es por amor a Dios que se catequiza. Y luego que sea ese amor el que le lleve a amar a los catequizandos.

“Ese catequista que os he descrito, ya sabrá arreglárselas para que los ademanes de su cara y las figuras y contorsiones de su cuerpo, sustituyan con ventaja a los cuadros murales o de proyecciones y valorará y aun suplirá con creces con su sonrisa y su palabra caldeada por el cariño, la bagatela o fruslería de que en su pobreza disponga para premio.”

Y es así como el mismo catequista se convierte en catequesis. Su vida, su oración, su alegría, todo su ser educan en la fe. Y todo le sirve como instrumento para compartir la doctrina cristiana. Puede tener todos los medios o carecer de todos, da igual , porque el mismo es la catequesis. Es como un catecismo con pies.

“Dadme cristianos llenos y rebosantes del conocimiento, de la imitación y del amor de Jesucristo y yo os daré muchedumbres de verdad cristianas.”

Bendita la parroquia que cuenta con catequistas así. Fecunda será en vida sacramental y en santidad la comunidad cristiana que es servida por catequistas de Sagrario. Mucho fruto de santidad de vida y seguramente de vocaciones tendrá esa comunidad, porque todo fluye a partir de la catequesis.

Para acompañar a los catequistas y para animar a los que todavía no lo son es que ha sido creado este blog. Los abrazo desde Roma y oro por su misión catequética.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuracatequista

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