Les comparto la primera parte de la catequesis que el Papa Benedicto XVI dio a los niños en Benín. Llama la atención como en tan pocas palabras y de manera tan sencilla les habla sobre la presencia real de Jesús en la Eucaristía y la importancia de acompañarlo en los Sagrarios, el valor de la comunión y de cómo ella nos debe de llevar a la misión, para concluir citando el ejemplo de un santo. Creo que el Santo Padre es un excelente ejemplo de catequista y vale la pena imitarlo:
"Dios nuestro Padre nos ha convocado alrededor de su Hijo y nuestro hermano, Jesús, presente en la hostia consagrada en la misa. Es un gran misterio que hay que adorar y creer. Jesús, que nos quiere tanto, está verdaderamente presente en los sagrarios de todas las iglesias del mundo, en los sagrarios de las iglesias de vuestros barrios y parroquias. Os invito a visitarlo con frecuencia para manifestarle vuestro amor.
Algunos de vosotros habéis hecho ya la primera comunión, otros os estáis preparando para hacerla. El día de mi primera comunión fue uno de los más bonitos de mi vida. También para vosotros, ¿no es verdad? Y, ¿sabéis por qué? No sólo por los lindos vestidos, los regalos o el banquete de fiesta, sino principalmente porque en ese día recibimos por primera vez a Jesús-Cristo. Cuando yo comulgo, Jesús viene a habitar dentro de mí. Tengo que recibirlo con amor y escucharlo con atención. En lo más profundo del corazón, le puedo decir por ejemplo: «Jesús, yo sé que tú me amas. Dame tu amor para que te ame y ame a los demás con tu amor. Te confío mis alegrías, mis penas y mi futuro». Queridos niños, no dudéis en hablar de Jesús a los demás. Es un tesoro que hay que saber compartir con generosidad. En la historia de la Iglesia, el amor a Jesús ha llenado de valor y de fuerza a muchos cristianos, incluso a niños como vosotros. Así, a san Kizito, un muchacho ugandés, lo mataron porque él quería vivir según el bautismo que acababa de recibir. Kizito rezó. Había comprendido que Dios no sólo es importante sino que lo es todo."
Nuestras catequesis no pueden reducirse a simples momentos para entretener a los niños y enseñarles alguna oración. Hemos de educarles en la fe enseñando la doctrina cristiana, sin quitar ni agregar nada. Podemos pensar que mucho del mensaje del catecismo sea muy “elevado” para los niños pero no es así, basta preparar bien nuestros encuentros para lograr que lo más alto del mensaje se pueda explicar a los más pequeños. El Papa nos ha dado hoy el ejemplo.
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein
elcuracatequista
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